Pocos lo vieron venir, pero ahí está: con su frente como bandera y su actitud de “me importa poco todo”, Walton Goggins se ha coronado —sin apenas pelo— como el nuevo sex symbol inesperado de la televisión desde que hizo Fallout. En la tercera temporada de The White Lotus, donde interpreta al enigmático Rick Hatchett, este actor de 53 años ha desatado una fiebre colectiva que los fans ya bautizaron como The Walton Goggins Effect.
Receding hairline o no, el hombre está “calvo en el modo más sexy posible”, como confiesan con entusiasmo sus seguidores en redes sociales. ¿El truco? Ninguno. Solo autenticidad pura, dientes prominentes, una camisa hawaiana y esa forma de mirar como si supiera un secreto que el resto jamás entenderá.
Goggins ha logrado lo impensable: que en plena era del injerto capilar exprés y del filtro eterno, la calvicie no solo no reste, sino que sume. Y sume mucho. “Es mitad frente, mitad dientes… y 100% irresistible”, escribía una fan. En plena saturación estética, él aparece como un oasis de imperfección magnética.
La calvicie como nuevo canon
Los expertos coinciden en que no se trata solo de su físico, sino de ese rizz —ese carisma sin esfuerzo, mezcla de seguridad, estilo y cero ganas de complacer— que exuda en cada escena. “Su atractivo no está en lo que oculta, sino en lo que muestra sin complejos”, explicaba el estilista Luke Hersherson. Goggins no intenta disimular, no se peina para engañar, no cubre, no tapa: expone. Y en esa exposición hay algo profundamente sexy.
Lo mejor es que su “revolución capilar” ha abierto una puerta para millones de hombres que viven con la presión del pelo perdido. Para ese 85% que antes buscaba desesperadamente una clínica en Estambul, Goggins ofrece otra salida: la de mirarse al espejo sin vergüenza, la de saberse atractivo sin trampa ni cartón. ¿Y si la calvicie, lejos de ser un defecto, fuera el nuevo símbolo de seguridad masculina?

Mientras The White Lotus sigue generando conversación por cortes de pelo como el bob afilado de Leslie Bibb o las sonrisas sin retoques de Aimee Lou Wood, es el cráneo de Goggins —noble, brillante y orgulloso— el que se lleva la ovación. Porque en un mundo obsesionado con ocultar lo natural, él lo hace protagonista. Y sí, nadie lo esperaba… pero todos, de repente, lo queremos.