En el apogeo de la era del MP3, cuando el intercambio de archivos digitales revolucionaba el consumo de música, Sony cometió uno de los mayores errores estratégicos de su historia: la instalación encubierta de un rootkit en los CD de música que vendía.
Este software, parte del sistema Extended Copy Protection (XCP), se activaba automáticamente en los ordenadores al reproducir los discos, introduciendo una puerta trasera en los sistemas de los usuarios sin su conocimiento ni consentimiento explícito. La iniciativa, que pretendía frenar la piratería, terminó desatando un escándalo de proporciones internacionales, como documentó The New York Times (Fisher, 2005).
El rootkit no solo interfería en el sistema operativo
El conflicto estalló en octubre de 2005, cuando Mark Russinovich, reconocido ingeniero de software y actual CTO de Microsoft Azure, descubrió la existencia del rootkit y publicó un detallado informe técnico en su blog. Según su análisis, el rootkit no solo interfería en el sistema operativo, sino que además se ocultaba de manera activa frente a antivirus y usuarios, creando vulnerabilidades críticas.
A esto se sumaba el hecho de que los términos del acuerdo de usuario (EULA) no advertían de la instalación de este software intrusivo, violando principios básicos de transparencia y protección de datos (Russinovich, 2005).
Sony inicialmente negó las acusaciones, pero la presión mediática, las investigaciones de agencias como la FTC (Federal Trade Commission) y una oleada de demandas en varios estados de EE.UU. forzaron a la compañía a reaccionar. A finales de 2005, Sony BMG se vio obligada a retirar del mercado unos 22 millones de CD, ofrecer actualizaciones para eliminar el rootkit, y aceptar sanciones que incluían el pago de 750.000 dólares en multas en Texas, además de compensaciones a consumidores afectados (FTC, 2007). Sin embargo, el daño reputacional ya era irreversible y sembró una desconfianza duradera hacia los sistemas de gestión de derechos digitales (DRM).
Fue el principio de cosas como la tienda de música de Apple
Paradójicamente, este episodio impulsó la consolidación de alternativas más amigables para el consumidor, como la tienda de música iTunes de Apple. Mientras Sony y otras grandes discográficas apostaban por métodos restrictivos, Apple triunfaba vendiendo música en formato digital sin restricciones severas, permitiendo a los usuarios gestionar legalmente sus bibliotecas musicales. El fracaso de las estrategias basadas en DRM, sumado a la creciente presión social, provocó que a partir de 2007 grandes compañías como EMI, Warner y finalmente Sony BMG abandonaran gradualmente las protecciones digitales en sus catálogos.