Nos guste o no, las nuevas tecnologías nos arrastran con ellas. Transforman lo cotidiano y lo extraordinario, desde cómo pedimos comida hasta cómo entendemos el trabajo o la salud. La inteligencia artificial ha sido la gran protagonista de esta revolución, pero no camina sola: la robótica —y más concretamente los robots humanoides— se prepara para irrumpir en nuestras vidas con una fuerza difícil de ignorar.
Mientras China acelera su apuesta por este tipo de máquinas con empresas como Zhiyuan Robotics —que planea ensamblar más de mil humanoides antes de que acabe el año—, al otro lado del Pacífico, Estados Unidos, pendiente de esta guerra comercial venidera, mueve ficha. Y lo hace con ambición industrial. Figure AI, una de las compañías emergentes más prometedoras del panorama tecnológico norteamericano, acaba de anunciar un acuerdo con una de las “empresas más grandes del país” (cuyo nombre aún no ha trascendido) para producir hasta 100.000 robots humanoides en los próximos cuatro años.
Estados Unidos contraataca en la carrera de los robots humanoides: Figure AI se alía con un gigante industrial para producir 100.000 unidades
La cifra no es menor, ni tampoco lo es la estrategia. Brett Adcock, fundador y CEO de Figure AI, lo ha hecho público a través de una publicación en LinkedIn que no ha pasado desapercibida entre los seguidores del sector. Según explica, esta alianza estratégica busca acelerar el despliegue de humanoides tanto en entornos industriales como en tareas domésticas. El objetivo: crear robots versátiles, capaces de trabajar en fábricas, almacenes o incluso acompañar a personas mayores en casa. No hablamos de ciencia ficción, sino de ingeniería con hoja de ruta.
Figure AI ya se había asociado con BMW, el fabricante alemán de automóviles, para poner a prueba sus robots en líneas de producción reales. Pero este nuevo acuerdo apunta mucho más alto: quiere reducir costes, optimizar el entrenamiento de las IA integradas en los robots y recopilar datos a gran escala. “Aprender el caso de uso con inteligencia artificial es el único camino aquí —reconoce Adcock—. Sería imposible programar manualmente cada una de las decisiones que debe tomar un humanoide”.
Para lograrlo, la compañía trabaja con dos grandes focos. Por un lado, el sector comercial, con operaciones logísticas y manufactureras a gran escala. “Nos enfocamos en unos pocos clientes estratégicos, lo que nos permite crecer verticalmente en vez de dispersarnos”, afirma el CEO. Por otro lado, el mercado doméstico, en el que los robots podrían asumir desde tareas sencillas —como mudanzas— hasta responsabilidades delicadas como la asistencia sanitaria.
Desde su fundación, Figure AI ha avanzado con un ritmo vertiginoso. Su primer prototipo funcional, el Figure 01, vio la luz apenas 31 meses después del nacimiento de la empresa. Más tarde llegaría el Figure 02 y, según revelan desde la compañía, la tercera versión ya se encuentra en fase de pruebas de laboratorio. Los progresos no son solo técnicos, sino funcionales: el primer modelo caminaba al 17% de la velocidad humana media; el actual ya alcanza los 1,2 metros por segundo, o lo que es lo mismo, más de 3,6 km/h. Todo ello con el soporte de redes neuronales capaces de tomar decisiones en tiempo real.
En esta carrera hacia el futuro, la robótica deja de ser una promesa lejana para convertirse en un actor tangible. Ya no hablamos de brazos mecánicos en fábricas o aspiradoras autónomas: hablamos de humanoides, con piernas, brazos y sensores, diseñados para moverse, interactuar y aprender como nosotros. Y si algo nos enseña este nuevo capítulo es que el duelo tecnológico entre potencias no se libra solo en los laboratorios, sino también en nuestras casas.















