La San Diego Comic-Con Málaga se convirtió en el epicentro del fenómeno zombi con el estreno internacional de la nueva temporada de The Walking Dead: Daryl Dixon, un spin-off que prolonga el legado de la serie iniciada en 2010 y que, lejos de apagarse, sigue reinventándose tras más de una década en antena.
Norman Reedus y Melissa McBride, rostros icónicos de la franquicia, encabezaron una presentación marcada por la emoción y las reflexiones sobre lo que significa haber habitado tanto tiempo un universo que ya es parte de la cultura popular. Junto a ellos, un elenco con acento hispano encabezado por Eduardo Noriega, Óscar Jaenada, Alexandra Masangkay, Hugo Arbués y la argentina Candela Saitta reforzó la apuesta internacional de esta entrega.
Norman Reedus confiesa sobre el final de The Walking Dead: Daryl Dixon: "Prefiero no pensar en eso"
Reedus, convertido en sinónimo del apocalipsis zombi, confesó que estos años le han enseñado más que cualquier otro trabajo. "He aprendido sobre ética, sobre lo que significa compartir un mismo viaje con los mismos compañeros durante tanto tiempo", señaló. El actor, entre bromas, evitó pronunciarse sobre el anunciado final de la saga por parte de AMC, aunque dejó caer con ironía que su futuro podría estar en una banda de rock junto a su hija. McBride, por su parte, se negó a hablar de despedidas: "¿Decir adiós? Ni me lo planteo. Prefiero estar en el presente".
La actriz incidió en que The Walking Dead nunca fue únicamente una serie de zombis, sino una reflexión sobre lo que queda de la humanidad tras el colapso. "Es una historia sobre sacrificio, sobre plantarse frente al caos y decidir quién quieres ser", explicó, destacando esa línea difusa entre lo personal y lo interpretativo que ha marcado su relación con Reedus durante años: "Si lloraba mi personaje, él también”.
La llegada de actores españoles añadió un entusiasmo especial a la cita. Noriega recalcó el orgullo de formar parte de "una serie tan consolidada, con millones de seguidores en todo el mundo", y Jaenada subrayó el ambiente de camaradería que Norman y Melissa transmitieron desde el primer día. Candela Saitta lo definió como un rodaje “enriquecedor” y expresó su deseo de que el público perciba el esfuerzo colectivo.
Pero la gran revelación fue el escenario: España se erige como protagonista de esta temporada. Más de treinta localizaciones repartidas por ocho comunidades -del Guggenheim de Bilbao a las ruinas de Belchite, pasando por la Plaza de España de Sevilla, Sepúlveda o el Mirador de San Nicolás en Granada- han transformado el país en un paisaje apocalíptico de escala cinematográfica. Un despliegue que confirma que The Walking Dead sigue mutando, como sus propios muertos vivientes, para resistir al paso del tiempo.















