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Ni Sigüenza ni Alarcón: un pueblo fantasma de Castilla-La Mancha se llena de madrileños que huyen del precio de la vivienda

La única forma de que no se repita el pasado es que haya un compromiso serio con la planificación.
Ni Sigüenza ni Alarcón: un pueblo fantasma de Castilla-La Mancha se llena de madrileños que huyen del precio de la vivienda
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Actualizado: 10:37 9/6/2025
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Durante años, la mención de Seseña evocaba las ruinas de la burbuja inmobiliaria que explotó en 2008, cuando la gigantesca urbanización de El Quiñón —soñada por el polémico promotor Francisco Hernando, ‘El Pocero’— se convirtió en un emblema de calles desiertas y pisos a medio construir. Pero la historia está dando un inesperado giro: Seseña ha vuelto a florecer.

Los precios de Madrid expulsan a su población

La escalada imparable de los precios en Madrid (un aumento superior al 20% en apenas un año, según Idealista) está empujando a miles de familias a mirar más allá de la M-40. Y ahí, a apenas 40 kilómetros al sur de la capital, la ciudad toledana está viviendo su particular renacer.

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Según datos recientes de la promotora Impact Homes, el 50% de las viviendas de su nueva promoción —156 pisos con precios que rondan los 200.000 euros— ya están vendidas.

“Hace tres años encontrabas vivienda fácilmente aquí; ahora resulta casi imposible”, cuenta Vanesa, vecina que compró su piso con piscina y trastero por 150.000 euros. Su testimonio no es único: según Reuters, algunas agencias inmobiliarias gestionan listas de espera de hasta 70 personas por vivienda.

Un renacer que reabre viejas heridas

El caso de Seseña no es aislado. Urbanizaciones como Valdeluz (Guadalajara) o los desarrollos de Bernuy de Porreros (Segovia) también despiertan de su letargo. Es el regreso de un fenómeno que parecía enterrado: la reactivación de proyectos congelados por la crisis del ladrillo, impulsada ahora por la presión de los precios en Madrid y la mejora de conexiones ferroviarias y viarias.

Pero, como advierten los urbanistas, hay matices importantes. Según recoge Xataka, Carolina Mínguez, profesora de urbanismo en la UPM, señala que “este crecimiento reactiva núcleos fantasma, pero también expone la precariedad de un modelo que expulsa a las familias de la ciudad sin resolver el problema de fondo: la falta de vivienda asequible y planificada”.

El ejemplo de Néstor lo ilustra bien. Tras abandonar Carabanchel, compró en Seseña un apartamento por 240.000 euros. “Sí, supone madrugar y hacer 40 kilómetros de ida, pero es lo que podemos permitirnos. En Madrid es imposible”, confiesa.

La “edad dorada” que vive hoy Seseña —con nuevos negocios, colegios y hasta cultura local— contrasta con el desolador paisaje de pisos vacíos y calles sin nombre de hace 15 años. Y aunque muchos celebran esta segunda vida, la pregunta sigue siendo la misma.

¿Estamos corrigiendo un error histórico… o preparando el terreno para la próxima burbuja?

Un informe de 2024 de la Sociedad de Tasación (ST) alertaba sobre la creciente demanda en áreas periféricas y el riesgo de desequilibrios si no se acompaña de infraestructuras y servicios. “La vivienda barata sin transporte ni servicios puede convertirse de nuevo en un callejón sin salida”, advierte el documento.

En Seseña, la combinación de precios más asequibles y la mejora de servicios (transporte, colegios, comercios) ha hecho de sus viejos esqueletos un salvavidas para quienes Madrid ya no puede (o no quiere) acoger. Sin embargo, como recuerda la arquitecta Esther Paniagua, “la única forma de que no se repita el pasado es que haya un compromiso serio con la planificación: vivienda asequible, transporte eficaz y un modelo de ciudad que no vuelva a marginar a quienes ya han sido expulsados una vez”.

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