Dos décadas después del fenómeno que supuso La pasión de Cristo (2004), Mel Gibson prepara su esperada secuela, La resurrección de Cristo, centrada en los tres días posteriores a la crucifixión.
Se enfrenta a la resurrección de la juventud de sus actores
El proyecto, ya en fase de rodaje, arrastra consigo un problema tan terrenal como complejo: el paso del tiempo. Los actores principales, incluidos Jim Caviezel (Jesús), Maia Morgenstern (María) y Monica Bellucci (María Magdalena), han envejecido significativamente, y el reto de hacer que parezcan no haber envejecido ni 72 horas es, según el propio Gibson, el obstáculo más delicado de esta producción.
“Tenemos formas de arreglar esto”, ha declarado Gibson, sin desvelar del todo sus cartas. Las opciones sobre la mesa son variadas: desde efectos prácticos como maquillaje y prótesis hasta las cada vez más populares técnicas de rejuvenecimiento digital por CGI. Esta última solución, sin embargo, podría disparar los costes de la producción, que ya busca alcanzar el nivel de fidelidad visual que convirtió a la película original en un hito global con más de 600 millones de dólares recaudados frente a un presupuesto de solo 30.
Algunos actores han fallecido
Pero el desafío no es solo estético. Algunas figuras clave del elenco original ya no están. Christo Jivkov, quien interpretó a Juan, falleció recientemente, lo que obliga a la producción a decidir si reemplazarlo con un nuevo actor o recurrir a complejas técnicas digitales para “revivirlo” en pantalla. Estas decisiones no son triviales, ya que impactan tanto en la continuidad narrativa como en la sensibilidad del público hacia una obra de marcado carácter religioso.

La resurrección de Cristo se enfrenta, por tanto, no solo al escrutinio técnico, sino también al peso simbólico que arrastra. Tras una primera entrega aclamada por su intensidad y criticada por su violencia, esta secuela plantea el reto de continuar la historia con la misma crudeza bíblica, pero sin caer en la caricatura digital. Gibson, conocido por su obsesión con la autenticidad visual, deberá orquestar un equilibrio entre realismo dramático y credibilidad visual si quiere reeditar el éxito de su ópera prima espiritual.