La NASA sopesa un giro drástico en su programa Artemis. La agencia espacial estadounidense estudia la posibilidad de reemplazar a SpaceX como su principal socio en la conquista lunar, una maniobra que podría reconfigurar el futuro inmediato de la exploración espacial.
La decisión, aún en fase de evaluación, surge tras las declaraciones del director interino Sean Duffy, quien reconoció públicamente su inquietud ante los retrasos acumulados en el desarrollo de Starship, la gigantesca nave de Elon Musk valorada en 2900 millones de dólares y considerada hasta ahora el pilar del proyecto.
Estados Unidos pierde impulso en la carrera lunar y culpan a Elon Musk y SpaceX: la NASA busca un nuevo socio
Duffy fue directo: el ritmo de avance de SpaceX no cumple las expectativas, y eso amenaza con ceder terreno frente a China, que acelera sus propios planes de alunizaje. "Estamos en una carrera y no podemos permitirnos demoras", advirtió durante su intervención en el programa Squawk Box de CNBC, reflejando una preocupación que empieza a extenderse dentro de la agencia.
Si finalmente se concreta el cambio de rumbo, sería un golpe de efecto mayúsculo para una estrategia que lleva definida desde 2021, cuando la NASA eligió Starship como módulo de aterrizaje de Artemis III, la misión destinada a devolver a la humanidad a la Luna a mediados de 2027. Aquel alunizaje, el primero desde el programa Apolo, debía marcar un hito histórico para Estados Unidos.
Pero el tablero se ha vuelto más complejo. Blue Origin, la empresa fundada por Jeff Bezos, mantiene también un acuerdo con la NASA para desarrollar su propio sistema, Blue Moon, concebido para futuras misiones. Ahora, con las dudas sobre SpaceX creciendo, su papel podría adquirir un protagonismo inesperado.
La agencia ha solicitado a SpaceX y Blue Origin que presenten antes del 29 de octubre nuevas propuestas que aceleren el desarrollo de sus módulos lunares. Paralelamente, se abrirá una convocatoria a toda la industria aeroespacial estadounidense para identificar alternativas viables. Aunque el proceso apenas comienza, la decisión final podría redefinir el destino del programa Artemis y determinar quién será, en esta nueva carrera por la Luna, el próximo en dejar su huella sobre el polvo gris del satélite.















