La plataforma Prime Video acaba de sumar a su catálogo una de las películas más influyentes y desconcertantes del cine moderno: Donnie Darko (2001). La ópera prima de Richard Kelly, protagonizada por un jovencísimo Jake Gyllenhaal, se convirtió en un fracaso de taquilla en su estreno —apenas recaudó 3 millones de dólares frente a un presupuesto de 4,5—, pero con el paso de los años alcanzó el estatus de culto absoluto gracias a su atmósfera perturbadora y a su capacidad para mezclar ciencia ficción, sátira social y terror psicológico.
Un superhéroe millennial que vino a sufrir
La cinta nos sitúa en los años 80 y sigue a Donnie, un adolescente brillante pero atormentado que sobrevive de forma inexplicable a un accidente doméstico cuando el motor de un avión se estrella contra su casa. A partir de entonces comienza a tener visiones con un inquietante conejo gigante llamado Frank, que le arrastra a una espiral de actos extraños y lo confronta con preguntas sobre el libre albedrío, el tiempo y la naturaleza misma de la realidad.
Comparada a menudo con Alicia en el país de las maravillas, la película funciona como un descenso al otro lado del espejo, donde lo fantástico se confunde con lo cotidiano. Sin embargo, Kelly evita el escapismo de los cuentos infantiles: en Donnie Darko lo terrorífico no son los monstruos, sino la crudeza del mundo adulto, las contradicciones de la sociedad suburbana estadounidense y los excesos de una juventud perdida en su propia apatía.
El reparto fue clave en cimentar el aura del filme. Además de Gyllenhaal, que encontró aquí su gran papel de revelación, aparecen Jena Malone, Maggie Gyllenhaal, Mary McDonnell, Holmes Osborne, James Duval y Daveigh Chase, con un cameo inolvidable de Patrick Swayze en uno de los roles más oscuros de su carrera. La mezcla de rostros emergentes y actores consolidados dio solidez a un relato que oscilaba entre lo íntimo y lo apocalíptico.
Otro de los elementos responsables de su impacto es la banda sonora, repleta de himnos ochenteros de Tears for Fears, Echo & the Bunnymen o Joy Division, coronada por la reinterpretación de Mad World a cargo de Gary Jules. Estos temas no solo sitúan al espectador en una época concreta, sino que amplifican la sensación de alienación y melancolía que impregna toda la historia.
Hoy, más de dos décadas después de su estreno, Donnie Darko sigue siendo objeto de análisis en universidades, foros cinéfilos y vídeos de YouTube que intentan descifrar su compleja narrativa sobre universos tangentes, sacrificio y destino.















