Stephen King vuelve a ocupar la gran pantalla, esta vez con La larga marcha, una de las novelas más demoledoras que escribió bajo su alias Richard Bachman en 1979 y que muchos consideran su trabajo más perturbador. No es casual que se la recuerde como la obra de terror que mejor captura la angustia juvenil frente al poder autoritario, y tampoco es casual que Hollywood haya tardado tanto en atreverse con ella: su crudeza no deja margen para el edulcorante.
El encargado de trasladarla al cine es Francis Lawrence, cineasta que ya demostró su pulso para las distopías en Los juegos del hambre y que aquí cambia Panem por unos Estados Unidos apenas reconocibles, donde un tirano conocido como El Comandante obliga a los adolescentes a participar en una marcha sin meta, con una única regla: caminar sin descanso hasta que solo quede uno en pie. Los que caen, mueren. Así de simple. Así de brutal. La crítica ya ha asistido a un pase previo y los comentarios no dejan lugar a dudas: es brutal, terrorífica y demoledora.
La crítica no duda: la última adaptación de Stephen King es tan aterradora como traumática
Aunque el estreno en España está fijado para el 21 de noviembre, la película ya ha comenzado a rodar entre los festivales y pases privados para prensa. Y las primeras reacciones no podrían ser más contundentes. Andrew J. Salazar la describe como “la adaptación más poderosa de King en los últimos años”, subrayando que Lawrence no suaviza nada y que la cinta conecta de lleno con un presente marcado por la erosión de las libertades juveniles.
El reparto, liderado por Cooper Hoffman y David Jonsson, también está generando ruido. Medios como The Direct se atreven a hablar de “interpretaciones dignas de Oscar” y de un filme “aterrador, que sobrecoge y deja huella”. Otros críticos, como Matt Neglia, señalan que la película se toma libertades respecto al material original, pero lo hace para reforzar su vigencia y acentuar su carácter de espejo social.
Los testimonios se acumulan: Reel Roller la define como “una experiencia que deja en shock, pura intensidad”, mientras que Slasher Reviews confiesa que “cada golpe se siente, hasta el punto de acabar llorando sin parar. Es brutal, nihilista y, al mismo tiempo, profundamente humana”.
Todo apunta a que La larga marcha no será solo una adaptación más del vasto legado de King —un autor al que Hollywood ha recurrido una y otra vez, con resultados dispares—, sino posiblemente la película que logre captar mejor la esencia incómoda de su obra. Faltan apenas tres meses para comprobar si la gran pantalla soporta el peso de una historia que, ya en papel, era insoportable de olvidar.















