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'Jurassic World Rebirth' se inspira en 'El mundo perdido' de Michael Crichton y refuerza su giro hacia el terror

La nueva película de la saga de los dinosaurios, 'Jurassic World Rebirth', buscará retomar la historia sin olvidar el pasado. Se apoyará en 'El mundo perdido' de Michael Crichton.

El primer tráiler de Jurassic World Rebirth nos ha traído un primer vistazo a todos los dinosaurios que aparecerán en la película de Gareth Edwards, que además incluirá una aberración mutante y apostará decididamente por un tono terrorífico y más adulto. El filme, que se estrenará el 2 de julio en cines de todo el mundo, ha cuenta con la pluma del guionista de Jurassic Park, David Koepp, que afirmó que será un nuevo comienzo para la saga. Koepp ha adelantado que, efectivamente, mirará al futuro pero basándose en las dos primeras novelas de la saga. Y mirando con atención, El mundo perdido de Michael Crichton parece haber sido la gran fuente de inspiración del escritor.

'Jurassic World Rebirth' sigue los pasos de 'El mundo perdido' y sugiere un tono más oscuro y cercano al tecnothriller

Desde su primera entrega en 1993, la saga Jurassic Park ha explorado los peligros de jugar con la genética y la ambición desmedida de las corporaciones. Jurassic World Rebirth, la nueva película de la saga, retoma esta tradición con una historia que, en muchos aspectos, recuerda a El mundo perdido (1995), la novela de Michael Crichton. Ambos relatos giran en torno a la intervención humana en entornos naturales dominados por dinosaurios y comparten una estructura narrativa similar: una expedición científica a una isla secreta que, inevitablemente, termina en caos.

En Jurassic World: Rebirth, la historia sigue a un equipo de exploradores liderado por la intrépida Zora Bennett (Scarlett Johansson), quien, acompañada por los actores Mahershala Ali y Jonathan Bailey -un paleontólogo con un vínculo directo con Alan Grant-, se embarca en una peligrosa expedición a una remota isla de InGen. Su objetivo: recuperar material genético clave para desarrollar un revolucionario tratamiento contra las enfermedades cardíacas en humanos. Pero lo que comienza como una misión científica pronto se transforma en una lucha desesperada por la supervivencia, al descubrir que los dinosaurios no solo han prosperado en la isla, sino que han evolucionado en depredadores aún más letales, resultado de los experimentos fallidos de InGen y otras corporaciones dedicadas a la manipulación genética.

Lo cierto es que la idea de utilizar la biotecnología para el beneficio humano es, en principio, noble, pero en la tradición de Jurassic Park y las historias firmadas por Michael Crichton, las buenas intenciones no tardan en verse superadas por la imprevisibilidad de la naturaleza y las amenazas prehistóricas. El mundo perdido de Crichton presenta una premisa similar: la empresa BioSyn, rival de InGen, envía una expedición a Isla Sorna con el objetivo de robar huevos y embriones de dinosaurios para sus propios fines comerciales. En este caso, el motivo es puramente económico, siguiendo la línea crítica de Crichton hacia el capitalismo desenfrenado y la falta de escrúpulos en el sector biotecnológico. Mientras que los científicos de Jurassic World Rebirth pretenden salvar vidas, los mercenarios de BioSyn buscan explotar el ADN de los dinosaurios para dominar el mercado de la clonación.

Pero hay cosas muy similares. En la novela, Dogson y su equipo iban a robar huevos de las diferentes especies de dinosaurios de la Zona B, usando señales de infrasonidos para despejar su camino y acceder a los nidos. Esto genera circunstancias y momentos realmente terroríficos, que bien podrían ser reciclados en esta nueva película de la saga. No obstante, Koepp parece haber bebido de esta idea, ya que en un momento de la trama, y como hemos visto en el tráiler, parecen intentar obtener los huevos del Quetzalcoatlus en lo alto de un escarpado valle. Y ojo, que la famosa secuencia de la balsa de Jurassic Park estará presente.

El mundo perdido y Jurassic World Rebirth parecen compartir muchos elementos

Además, en ambas tramas se plantea un dilema ético: en El mundo perdido, el matemático Ian Malcolm condena la codicia de BioSyn, mientras que en Jurassic World Rebirth, los protagonistas deben cuestionarse si su búsqueda científica justifica los riesgos que han asumido. Curiosamente, otro aspecto en común es el escenario: una isla secreta donde la naturaleza ha recuperado su dominio. Sin embargo, la diferencia radica en cómo se representa este entorno. En la novela de Crichton, Isla Sorna es un ecosistema caótico y sin control, un recordatorio de los peligros de jugar a ser Dios. En Jurassic World Rebirth, la isla de InGen es un laboratorio encubierto, en el que muchas cosas no salieron del todo bien y se encerraron para siempre -de ahí el D-rex o enorme animal mutante que hemos visto en el avance-.

Realmente, Jurassic World Rebirth y El mundo perdido abordan la misma cuestión central: la obsesión humana por controlar la vida. Mientras Crichton advertía sobre las consecuencias de la avaricia corporativa, la nueva entrega de Jurassic World pone el foco en los dilemas éticos de la ciencia aplicada. Aunque los protagonistas ya no sean simples mercenarios sino investigadores con una causa justa, el resultado sigue siendo el mismo: la naturaleza no se deja domesticar y siempre encuentra una manera de imponerse. Ojalá que las ideas de Michael Crichton estén presentes en la nueva entrega y Rebirth recupere parte de la esencia de las dos primeras películas.