El empresario español José Elías, conocido por su discurso directo y por cuestionar los principios que muchos dan por sentados en el mundo laboral, publicó recientemente una reflexión en X que ha generado debate. En ella pone en tela de juicio uno de los dogmas más extendidos en nuestra cultura profesional: la supuesta estabilidad del trabajo por cuenta ajena. Según expone, esa idea de seguridad es, en realidad, un espejismo cuidadosamente sostenido por quienes dirigen las compañías.
José Elías, empresario millonario de 49 años, desmantela el mito del trabajo fijo: “La seguridad del empleado es solo un espejismo”
Elías recurre a una metáfora contundente. Imagina la empresa como un barco que atraviesa una tormenta. En ese escenario, explica, quienes primero se ven obligados a abandonar la nave no son los capitanes, sino la tripulación. Los empleados, afirma el millonario español, suelen ser los más vulnerables en una crisis, los primeros en sentir el golpe de los ajustes, recortes o reestructuraciones internas. Para él, esa fragilidad desmonta por completo el relato de estabilidad que tradicionalmente ha acompañado al empleo asalariado.
No entiendo la seguridad de trabajar para otro.
Si el barco se hunde, eres el primero en salir.
Hay un dicho que dice que el capitán es el último en abandonar el barco. Pero mucha gente vive con la falsa ilusión de que ser empleado es lo más estable.
¿Estable para quién?
— Jose Elías Navarro (@jose_elias_nvr) December 5, 2025
Si la…
Desde su punto de vista, esa imagen de seguridad laboral beneficia más a los directivos que a quienes dependen de un contrato. Es un marco mental que, según sostiene, mantiene a los trabajadores en una falsa sensación de protección mientras los grandes movimientos estratégicos se toman en otros despachos.
El empresario defiende una posición diametralmente opuesta: asumir personalmente las consecuencias de su rumbo profesional. Prefiere equivocarse por decisiones propias antes que depender del criterio —o los errores— de otros. Para Elías, trabajar por cuenta propia implica una carga mayor, sí, pero también una libertad que considera esencial para mantener el control de su destino.
En su reflexión final, subraya la idea de autonomía como motor vital. Si algún día su actividad se tambalea, afirma que quiere que sea por responsabilidad exclusivamente suya, y no el resultado indirecto de decisiones ajenas tomadas a kilómetros de su realidad cotidiana.
