El hallazgo de Ángel Hidalgo en Jaén —un lince ibérico con leucismo captado por fototrampeo el 22 de octubre— irrumpe como una rareza biológica en pleno auge de la especie y ha sido verificado por especialistas del Proyecto Lince, según la primera crónica local que recoge el caso. Más allá del impacto visual de un pelaje anormalmente claro, lo relevante es el registro: sería el primer ejemplar leucístico documentado en la Península para Lynx pardinus, endémico ibérico.
La noticia llega en un momento especialmente simbólico para la conservación del felino, que en 2024 pasó de “En Peligro” a “Vulnerable” en la Lista Roja de la UICN tras dos décadas de recuperación sostenida. Conviene aclarar términos: leucismo no es albinismo. En el leucismo hay un defecto de los melanocitos (las células que producen melanina) —por fallos en su desarrollo, migración o supervivencia— que provoca pérdida total o parcial de pigmento en piel y anejos; los ojos suelen conservar su color normal, a diferencia del albinismo, donde la síntesis de melanina falla y aparecen ojos rojizos o rosados y fotofobia. En mamíferos silvestres es un fenómeno poco frecuente, a menudo asociado a cuellos de botella genéticos o a casos aislados en poblaciones sanas.
Una rareza en pleno repunte poblacional
Que semejante anomalía aparezca ahora no es una contradicción con el “milagro del lince”, sino casi su corolario estadístico: hay muchos más linces y por tanto más probabilidad de observar variaciones raras. El último censo oficial cifra 2.401 individuos en 2024 (1.557 adultos/subadultos y 844 cachorros), con un crecimiento del 19% en España respecto a 2023, y Portugal consolidando su núcleo del valle del Guadiana. La UICN y medios internacionales han subrayado que se trata de la recuperación felina más notable registrada, fruto de la gestión del hábitat, la cría “ex situ”, la reintroducción y el manejo del conejo —presa clave—. Todo ello, sin ocultar riesgos vigentes: carreteras, zoonosis y conflictos antrópicos.
El contexto andaluz donde aparece el ejemplar leucístico no es anecdótico. Andalucía y Castilla-La Mancha concentran la mayor parte de la metapoblación conectada por LIFE LynxConnect, que en 2024 liberó 35 linces entre áreas de reintroducción y “stepping stones” para reforzar la conectividad genética y demográfica; al mismo tiempo, el 75% de las muertes registradas en 2024 se debieron a atropellos, recordatorio de que la infraestructura viaria es hoy el principal cuello de botella de la expansión. En paralelo, la vigilancia sanitaria mantiene a raya amenazas como FeLV, FIV y parásitos compartidos con otros carnívoros. La aparición de un fenotipo poco común en Jaén no invalida ese progreso: lo ilumina.
📰 Impactante hallazgo en Jaén: un joven fotógrafo capta al primer Lince Ibérico leucístico registrado en la península
El jiennense Ángel Hidalgo, apasionado de la fotografía de naturaleza, ha logrado una proeza única en el mundo de la fauna ibérica: captar en vídeo e imagen al… pic.twitter.com/ujCKOV1W6E
— Hora Jaén (@HoraJaen) October 28, 2025
Color, genética y vida real
Desde el punto de vista divulgativo, el caso de Jaén es una oportunidad para explicar cómo “se fabrica” el color en los mamíferos: los melanocitos derivan de la cresta neural, migran durante el desarrollo embrionario y, si esa ruta se altera, aparecen patrones diluidos o manchas blancas; en el albinismo, en cambio, el problema radica en la biosíntesis de melanina. Revisiones recientes en biología celular y genética del pigmento —y trabajos de campo que documentan leucismo en pequeños mamíferos— ayudan a distinguir ambos procesos y a no confundir “raro” con “enfermo”: muchos animales leucísticos sobreviven si su hábitat ofrece cobertura y presas, aunque en especies crepusculares la pigmentación anómala puede afectar camuflaje o señalización social.
