Geoffrey Hinton, el científico británico de 78 años al que muchos llaman el “Padrino de la IA”, ha lanzado una advertencia que ha generado inquietud en distintos sectores. Asegura que la inteligencia artificial ya está provocando un desplazamiento masivo de empleos, especialmente en áreas de trabajo intelectual rutinario.
Ganador del Premio Nobel de Física en 2024 por sus aportaciones al aprendizaje automático, Hinton explicó que los puestos de entrada en empresas tecnológicas y financieras son los primeros en sufrir el impacto. Citó el caso de call centers y asistentes legales como profesiones especialmente vulnerables, afirmando que él mismo estaría “aterrado” si dependiera de uno de estos trabajos.
Los primeros sectores afectados
Los datos parecen darle la razón: informes recientes señalan que compañías como Google o Meta han reducido en un 25 % la contratación de recién graduados en apenas un año, con la automatización como uno de los factores clave. La preocupación de Hinton no se limita al sector tecnológico. Bancos como Morgan Stanley ya han anunciado miles de despidos vinculados a la incorporación de sistemas de IA, y un estudio de Bloomberg Intelligence estima que más de 200.000 puestos podrían desaparecer en la banca global durante los próximos cinco años.
Para Hinton, este escenario constituye “la mayor amenaza inmediata para la felicidad de las personas”, ya que incluso con políticas de renta básica universal, la pérdida del trabajo implica también pérdida de propósito y pertenencia. Frente a este panorama, el científico trazó una clara línea divisoria entre profesiones en riesgo y aquellas con mayor resiliencia. Mientras los trabajos de oficina repetitivos serán los más golpeados, las ocupaciones que requieren manipulación física o habilidades prácticas seguirán siendo necesarias durante más tiempo.
Los oficios manuales como refugio
De ahí su consejo, tan llamativo como realista: “Una buena apuesta sería ser plomero”. En este punto, Hinton coincide con tendencias laborales recientes que muestran a jóvenes de la Generación Z interesándose cada vez más por oficios manuales como garantía de estabilidad.
Hinton no comparte la visión optimista de que la inteligencia artificial generará tantos empleos nuevos como los que destruye. A su juicio, incluso en los casos en los que humanos y máquinas colaboren, la productividad multiplicada implicará que una sola persona pueda cubrir el trabajo que antes realizaban diez. Esa eficiencia, celebrada desde el punto de vista empresarial, puede convertirse en una auténtica bomba social si no se acompaña de medidas redistributivas y políticas activas de empleo.
A pesar de su tono sombrío, el investigador no plantea un rechazo absoluto a la tecnología que él mismo ayudó a desarrollar, sino un llamado de urgencia a reconocer sus riesgos. Su salida de Google en 2023 ya fue interpretada como un gesto de libertad para hablar sin restricciones de estos dilemas.
