El actor Ewan McGregor volvió a encender la discusión sobre el futuro de Obi-Wan Kenobi durante su intervención en la Fan Expo Chicago 2025: con gesto entre divertido y resignado, admitió que él y el equipo pensaron que su serie sería “el gran 'splash'” con el que Disney+ iba a arrasar, solo para ver cómo The Mandalorian acabó ocupando ese lugar en la recepción pública.
La frase de McGregor no fue un lamento vacío. Habla del choque entre expectativas de la industria y la dinámica imprevisible del público y del mercado. The Mandalorian no solo redefinió la estrategia seriada de Lucasfilm, sino que terminó siendo la ventana cinematográfica que ahora se transforma en película —The Mandalorian y Grogu, programada para mayo de 2026—, un éxito comercial y cultural que, por fuerza, reordenó prioridades dentro del universo Star Wars.
“Lanzaron Disney Plus y querían causar sensación, y pensé que eso es lo que íbamos a ser, pero justo antes de que lo consiguiéramos, salió The Mandalorian”, comentó. Pensé: “Un momento, ¿qué es esto? ¿Qué está pasando aquí?”. Pero parecía que había sitio de sobra para todo el mundo”, añadió el actor.
De las expectativas al viraje estratégico
Aun así, McGregor aprovechó la ocasión para lanzar un mensaje directo a Disney: bromeó pidiendo trabajo y reclamando una segunda temporada de Obi-Wan Kenobi, un deseo que ya ha repetido en otras apariciones públicas y que refleja tanto su apego al personaje como la sensación de misión incompleta que dejó la miniserie. “Que alguien me dé trabajo. Vamos, Disney. Necesitamos la segunda temporada, por el amor de Dios. ¿A qué estamos esperando?”, señaló. La citada miniserie, de corte limitado, no ha sido oficialmente renovada, lo que alimenta el debate sobre si la franquicia prioriza spin-offs con mayor alcance comercial.
Renovación en el aire
En paralelo a las declaraciones del actor, el fenómeno muestra una lección industrial: en la era del streaming, el “impacto” se mide en ecosistemas— franquicias transmedias, sorpresas virales y calendarios globales — más que en la calidad aislada de una producción. Es posible, por tanto, que Obi-Wan no “perdiera” por falta de mérito, sino por mera contienda de atención en un catálogo saturado de propuestas estelares.
Desde la trinchera creativa, la cuestión que queda para los responsables de Lucasfilm y Netflix/Disney es cómo equilibrar la nostalgia con la novedad: mantener a los héroes clásicos sin que sus reapariciones queden solapadas por nuevas apuestas más comerciales. McGregor, veterano y convincente, personifica esa tensión entre legado y mercado; su petición suena, más que a petición de ego, a defensa de una narrativa que muchos fans todavía quieren ver ampliada.
