El regreso de Jimmy Kimmel Live! tras una semana de suspensión abre un nuevo capítulo en el debate sobre la libertad de expresión en Estados Unidos. Disney, matriz de ABC, ha confirmado que el programa volverá a emitirse este martes, después de haber sido retirado tras un comentario del presentador sobre el asesinato del líder ultraconservador Charlie Kirk. Según la compañía, la pausa buscaba “evitar inflamar más una situación tensa”, aunque las presiones políticas y la oleada de críticas inclinaron la balanza hacia su retorno.
En un comunicado oficial, Disney recalcó que la suspensión se debió a que “algunos comentarios podían haber sido insensibles en un momento de gran emoción nacional”. Tras conversaciones directas con Kimmel, el consejero delegado Bob Iger y la copresidenta de Disney Entertainment, Dana Walden, autorizaron la vuelta del programa. Aunque la compañía insiste en que la decisión se adoptó “pensando en lo mejor para la empresa, no en factores externos”, el contexto muestra la presión ejercida por la Administración Trump sobre medios y cadenas.
La FCC y las afiliadas, en el centro de la polémica
La suspensión inicial, ocurrida el miércoles pasado, siguió a un monólogo en el que Kimmel sugirió que el asesino de Kirk podía ser simpatizante republicano. La reacción fue inmediata: la FCC, bajo la dirección de Brendan Carr, amenazó con represalias regulatorias si no se tomaban medidas. Horas después, Nexstar —una red de afiliadas de ABC que alcanza al 70 % de la población estadounidense— dejó de emitir el programa. La decisión coincidía con un momento delicado: la compañía busca el visto bueno de la FCC para una operación multimillonaria, lo que alimentó las sospechas de injerencia política.
Las reacciones del mundo del entretenimiento no se hicieron esperar. Jon Stewart, Stephen Colbert, Seth Meyers y Jimmy Fallon defendieron a su colega desde sus propios programas. Más de 400 artistas y organizaciones, incluida la ACLU, firmaron una carta denunciando lo sucedido como una forma de censura que recuerda a la “caza de brujas” del senador McCarthy. Incluso Barack Obama intervino, advirtiendo de que la administración actual “ha alcanzado un nuevo y peligroso nivel” al amenazar a medios que no siguen su línea ideológica.
Reacciones en las calles y en la política
En paralelo, manifestaciones espontáneas se produjeron frente al teatro de Hollywood donde se graba el programa y en la sede de Disney en Burbank. Los carteles en defensa de la Primera Enmienda se mezclaban con críticas a la compañía por haber cedido inicialmente a la presión. En The View, la falta de pronunciamiento temprano también fue cuestionada, aunque este lunes sus presentadoras abordaron por fin el tema, reconociendo que habían esperado a que Kimmel hablara primero.
Donald Trump celebró la suspensión en su red social Truth, calificando a Kimmel de “sin talento” y “perdedor”. Sin embargo, tras confirmarse el regreso del programa, evitó pronunciarse directamente, desviando la atención hacia polémicas declaraciones sobre el autismo y el paracetamol. Sus aliados, en cambio, redoblaron la ofensiva: desde el movimiento Turning Point hasta comentaristas de Fox, instaron a que las cadenas afiliadas como Nexstar o Sinclair mantengan el veto.
