Durante años fue el doctor Sloan, el galán irresistible de Anatomía de Grey. Más tarde, se convirtió en Cal Jacobs, el padre atormentado de Euphoria, atrapado en una red de secretos y contradicciones. Pero ahora, Eric Dane ha dejado los personajes a un lado y ha decidido hablar desde su yo más real.
En una entrevista concedida a Good Morning America, el actor ha revelado que padece ELA, esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad neurodegenerativa que le fue diagnosticada hace un año. “Estoy bien. No tengo miedo a morir”, ha dicho. Pero sus palabras no esconden la dureza de lo que enfrenta.
Eric Dane y la batalla más dura del actor de Euphoria y Anatomía de Grey con la ELA: "No quiero que este sea el final de mi historia"
El actor, de 51 años, lleva conviviendo con la enfermedad más tiempo del que muchos imaginan. Los primeros síntomas llegaron en silencio, antes del diagnóstico oficial. La debilidad, la pérdida de fuerza, la incertidumbre. Durante meses, Eric decidió no decir nada. No por negación, sino por protección. Tiene dos hijas, Billie y Georgia, de 14 y 12 años, y no quería que su infancia se viera atravesada por una palabra que lo cambia todo. “No quiero que me vean enfermo”, confiesa. “Piensas en ello todo el día”.
La ELA le ha ido robando pequeñas rutinas. Subir escaleras, caminar, moverse con soltura. Ahora todo cuesta. “Solo tengo un brazo funcional. El derecho ha dejado de funcionar por completo”, explica con la serenidad de quien ya ha pasado por todas las fases del duelo. Y lo dice sin dramatismo, pero también sin disfraz: “Pronto podría perder también la movilidad de la mano derecha”, indicaba.
Podría haberse derrumbado, como tantos. Pero no lo ha hecho. No puede. “Hay gente que se viene abajo cuando recibe un diagnóstico así. Yo no tengo esa opción. Tengo dos hijas. Y tengo que seguir adelante”. No es una frase para quedar bien. Es una declaración de principios. Porque sí, la ELA es incurable y progresiva, pero Dane ha encontrado en sus hijas una fuerza que no sabía que tenía: “Quiero que sepan que su padre es fuerte. Incluso estando enfermo”.
Pero también hay rabia. Porque Dane perdió a su propio padre con apenas siete años. Y ahora teme que la historia se repita. “Me arrebataron a mi padre demasiado pronto. Y ahora puede que yo les sea arrebatado a ellas”, dice. Es una confesión dolorosa, directa, sin florituras. Y lo es porque parte de un miedo tan humano como inevitable.
Aun así, no se rinde. Acaba de terminar el rodaje de la tercera temporada de Euphoria y ha trabajado en La cuenta atrás. Sigue actuando, aunque su mirada sobre el oficio ha cambiado. “Ya no busco la fama. Mi objetivo ahora es aprovechar cada instante con las personas que amo”. Y lo dice como quien ha entendido que el tiempo, cuando se vuelve escaso, también se vuelve sagrado.
Consciente de lo que significa visibilizar esta enfermedad, ha decidido hablar. Ponerle voz y rostro a algo que muchas veces se silencia. La esperanza media de vida tras un diagnóstico de ELA ronda los cinco años, aunque hay quienes resisten más. Los tratamientos solo pueden ralentizar el avance y mejorar la calidad de vida. Dane lo sabe. Pero no ha perdido la esperanza: “No creo que este sea el final de mi historia. No lo siento en mi corazón”.
Y quizá ahí esté la clave. En que su historia, la de verdad, no es la del actor famoso que ahora lidia con una enfermedad cruel, sino la de un hombre que ha aprendido a resistir con lo que tiene. Que ha decidido seguir siendo padre, compañero y persona en medio del caos. Y que ha hecho de su testimonio una forma de luchar. Porque, como él mismo ha demostrado, la fortaleza no siempre se mide en músculos. A veces, está en la forma en que uno decide mirar al abismo y seguir caminando.
