Lo que comenzó como una ofensiva por “optimizar el gobierno” ha desembocado en una tormenta perfecta para la agricultura estadounidense. En marzo de 2025, Elon Musk, al frente del polémico Departamento de Optimización Gubernamental y Eficiencia (DOGE), impulsó el despido de 6.000 trabajadores del Departamento de Agricultura de EE. UU.
El ajuste de Musk y su efecto colateral sobre el campo
Lo que prometía ser un ajuste de eficiencia y ahorro estatal, hoy es un boquete abierto en los puertos, los cultivos y la economía alimentaria del país. El recorte ha golpeado áreas críticas: inspectores de aduanas, biólogos y unidades caninas entrenadas para detectar contrabando agrícola han desaparecido de la primera línea.
Según Wired, puertos estratégicos como los de Miami y Los Ángeles operan con un 35% menos de personal de cuarentena, y en algunos casos, las reducciones alcanzan el 60%. El resultado: contenedores de productos perecederos retenidos, plagas sin control, y un incremento en los precios de supermercado que ya empieza a sentirse.
La amenaza no es teórica. El caracol africano gigante y el escarabajo asiático de cuernos largos —dos de las especies invasoras más destructivas del mundo— ya han sido detectados con mayor frecuencia en los puntos de entrada. Sin suficientes controles fitosanitarios, expertos como Derek Copeland, del extinto Centro Nacional de Perros de Detección, advierten de un inminente colapso de cultivos y ecosistemas nativos.

Riesgo fitosanitario y crisis alimentaria en ciernes
Además, el debilitamiento de las barreras sanitarias pone en riesgo los acuerdos comerciales internacionales por incumplimiento de estándares de seguridad. Elon Musk, que ha justificado estas medidas bajo la bandera de la eficiencia y la reducción del gasto público —con supuestos “ahorros” de 8.000 millones de dólares—, no ha evitado las críticas.
Analistas citados por Wired plantean dos escenarios: uno, una estrategia deliberada para favorecer la privatización de funciones estatales clave; y otro, una peligrosa falta de conocimiento sobre el funcionamiento del aparato público. “Dirigir una nación no es como fabricar coches o lanzar cohetes”, apunta Kit Johnson, especialista en comercio internacional.