Con la llegada de una nueva ola de calor a España, dormir se ha vuelto una misión imposible para miles de personas. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) advierte de temperaturas sofocantes tanto de día como de noche en la transición entre junio y julio. En este contexto, cada grado cuenta, y resurgen métodos tradicionales que prometen aliviar el malestar térmico sin necesidad de aire acondicionado.
El agua moja
Uno de los más comentados es el llamado truco de la sábana mojada, un remedio ancestral utilizado por los antiguos egipcios para refrescar las estancias durante las noches desérticas. Consiste en rociar con agua una sábana —sin llegar a empaparla— y extenderla sobre la cama antes de acostarse. El principio detrás de su eficacia es simple: la evaporación del agua absorbe calor del ambiente, reduciendo de forma progresiva la temperatura del dormitorio.
Este método no solo es económico y natural, sino que evita algunos efectos adversos del aire acondicionado, como el riesgo de resfriados o el impacto ambiental. Además, mantener un entorno más fresco durante la noche favorece la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Según fuentes como Startlap, la temperatura ideal para dormir se sitúa entre los 18 y los 21 °C, un rango que raramente se alcanza sin asistencia durante las noches tropicales.
Junto al truco egipcio, se recomienda colocar toallas húmedas en puntos estratégicos del cuerpo —como el cuello, la frente o las muñecas— para facilitar la termorregulación. Este tipo de estrategias, aunque rudimentarias, están siendo recuperadas y compartidas en redes sociales y medios como alternativa funcional para quienes no tienen acceso a sistemas de refrigeración.















