Taylor Swift no solo domina el escenario con su música, sino que también es una fuerza imparable en términos de resistencia física. Quienes han asistido a su The Eras Tour saben que cada concierto es un maratón de más de tres horas, con coreografías intensas, cambios de vestuario vertiginosos y una energía desbordante que no flaquea ni un segundo.
Pero detrás de esa resistencia de acero hay una preparación meticulosa, diseñada específicamente para que su cuerpo aguante el ritmo de una gira mundial. Su entrenador, Kirk Myers, fundador del exclusivo gimnasio Dogpound, ha sido el arquitecto de esta transformación física, creando un programa de entrenamiento que la convierte en una auténtica atleta del pop.
Lo que distingue el entrenamiento de Taylor es su exigencia extrema. En los meses previos a la gira, su rutina era digna de una deportista de élite: hasta seis días a la semana en el gimnasio, con sesiones de hasta dos horas, enfocadas en fortalecer su resistencia y equilibrio. La clave estaba en la combinación de ejercicios de fuerza, acondicionamiento físico y un énfasis especial en el core, el grupo muscular fundamental para sostener la voz mientras baila.
Cada repetición, cada levantamiento de pesas y cada minuto de entrenamiento estaban diseñados con un propósito: lograr que pudiera correr, saltar, girar y cantar sin perder el aliento. "Respirar bien es esencial", dice Myers, "cuando fortaleces el core, también fortaleces tu capacidad para **controlar la respiración mientras te mueves".
El secreto de su éxito en el escenario
Pero lo que realmente asombra a quienes trabajan con Swift es su disciplina férrea. Incluso cuando estaba en plena gira, no abandonó sus entrenamientos. Con el desgaste físico que implica ofrecer varios conciertos seguidos, muchos artistas preferirían descansar los días libres, pero Taylor seguía encontrando tiempo para hacer ejercicio al menos dos veces por semana. "Es la persona más resiliente que he conocido", confiesa Myers a Vogue.
"Incluso después de actuar durante tres horas, no dudaba en seguir con su entrenamiento. La constancia es lo que la hace cada vez más fuerte". En este proceso, contó con la ayuda de Amin Javid, un quiropráctico especializado en recuperación muscular, quien aplicaba técnicas de rehabilitación para mantener su cuerpo en óptimas condiciones.
Más allá del gimnasio, Taylor complementa su preparación con sesiones de cardio por su cuenta. Es una apasionada del running y, en el pasado, ha mencionado que le gusta correr al ritmo de sus propias canciones para medir su resistencia. Su entrenamiento no se trata solo de estética, sino de funcionalidad: cada ejercicio tiene una razón, cada movimiento está diseñado para soportar la presión de estar en constante movimiento y ofrecer el mejor espectáculo posible. Para ella, no hay margen de error, y esa mentalidad la impulsa a superarse día tras día.
