En el año 2000, cuando Leonardo DiCaprio ya había alcanzado la cima del estrellato tras el éxito arrollador de Titanic, llegó a las pantallas La playa, dirigida por Danny Boyle y protagonizada por el actor californiano. La película contaba la historia de un joven aventurero que descubría un mapa hacia una playa paradisíaca en Tailandia, un paraíso oculto que prometía escapismo absoluto.
Pero lejos del guion, existe una historia real: la de Costas Christ, el primer turista occidental en pisar la isla de Koh Phangan, donde se encuentra esa playa que cautivó a DiCaprio y a millones de espectadores. Christ, mochilero estadounidense, llegó a Tailandia en 1979 y, tras convencer a un pescador local, accedió a un rincón secreto al que solo los lugareños tenían acceso. Deslumbrado por la belleza del lugar, en su ingenuidad compartió con una chica local un mapa que revelaba la ubicación exacta de la playa. Décadas después, se arrepiente profundamente de haber desvelado ese secreto.
El verdadero mochilero tras 'La playa' de DiCaprio lamenta el desastre que ayudó a inspirar: "Descubrí un paraíso, y ahora está arrasado"
En el documental The Last Tourist, Christ relata cómo, dos años después de su primera visita, el paraíso ya comenzaba a cambiar: las humildes cabañas de pescadores se habían transformado en bares y el flujo de visitantes era mucho mayor. Pero el verdadero cambio llegó a finales de los años 80, cuando un grupo de viajeros organizó la primera Fiesta de la Luna Llena, que con el tiempo se convirtió en un fenómeno masivo.
En 1993, una foto publicada en The New York Times Magazine mostró la magnitud de esta celebración, y para Christ fue desgarrador. “Miles y miles de personas, montones de basura, un desarrollo fuera de control... me rompió por dentro”, confirmó. Fue rápido. La destrucción del lugar en apenas 14 años fue un golpe duro para quien había sido testigo de su esplendor. Pero aún quedaba un capítulo más.
La llegada de La playa en 2000 encendió la mecha del turismo masivo en Tailandia. La fama de la película atrajo a hordas de turistas a Maya Bay, en la isla Phi Phi Leh, hasta el punto que la zona tuvo que cerrar sus puertas durante más de tres años para recuperarse. En su apogeo, la bahía recibía diariamente alrededor de 200 barcos y 4000 visitantes.
Hoy, Costas Christ es un defensor del turismo responsable. Para él, el problema no es viajar, sino cómo se viaja. “El turismo puede ser una herramienta poderosa para conectar con culturas y maravillas naturales, y para que más personas se comprometan con la protección del planeta”, explica. Sin embargo, insiste en que para que ese cambio sea real, la industria global del turismo debe revisar su modelo y apostar por un desarrollo sostenible y consciente.
