Por primera vez en la historia, la humanidad dispone de rocas traídas directamente desde la cara oculta de la Luna. Y no han tardado en revelar secretos. Científicos de la Academia China de Ciencias, en Beijing, han anunciado que las muestras obtenidas por la misión Chang’e 6 contienen indicios de actividad volcánica en el hemisferio oculto del satélite que podrían haber ocurrido hasta hace 4.000 millones de años, reescribiendo parte de lo que se creía sobre la historia geológica lunar.
En una rueda de prensa celebrada esta semana, los responsables de la misión revelaron que los materiales extraídos de la cuenca Polo Sur-Aitken, una de las regiones más antiguas y profundas del sistema solar, muestran rastros de flujos volcánicos y un bajo contenido en agua en el manto lunar. Este hallazgo sugiere que el interior de la Luna en esa región podría haber evolucionado de forma distinta al de la cara visible.
El misterio del lado oscuro
Hasta ahora, el conocimiento sobre la cara oculta de la Luna se basaba en observaciones desde órbita o extrapolaciones indirectas. Pero nunca antes se habían traído a la Tierra muestras físicas de este hemisferio, permanentemente orientado en sentido opuesto a la Tierra debido al acoplamiento de rotación y traslación del satélite.
La sonda Chang’e 6, lanzada en mayo de 2024 por el cohete Larga Marcha CZ-5 Y8, alunizó con éxito el 1 de junio en el anillo exterior del cráter Apolo. Tras perforar la superficie con un taladro y utilizar un brazo robótico para recolectar regolito, el módulo de ascenso despegó dos días después con los valiosos materiales.
Volcanismo y agua: claves de la evolución lunar
Las muestras obtenidas están ayudando a los científicos chinos a revisar teorías sobre la evolución térmica y geológica de la Luna. Según los datos preliminares, la cuenca analizada presenta huellas de actividad volcánica prolongada, con materiales que podrían haberse formado hace entre 4.200 y 2.800 millones de años.
También se ha identificado un contenido reducido de agua en el manto lunar, lo que refuerza la idea de que la cara oculta tuvo un historial volcánico menos intenso que la visible, donde abundan los "maria" o mares lunares oscuros.
Un hito técnico sin precedentes
La misión Chang’e 6 es la primera en recoger muestras de la cara oculta de la Luna, y la quinta misión automática de retorno de muestras en la historia, tras las soviéticas Luna y las estadounidenses Apolo, además de la anterior Chang’e 5. El éxito técnico de la misión es notable: incluyó un despegue automatizado desde la cara oculta, una fase de acoplamiento orbital asistido por pinzas para igualar masas asimétricas, y una doble reentrada atmosférica controlada desde más de 11 km/s.
Durante el breve periodo de trabajo en superficie, también se desplegó un mini-rover con cámara y se realizaron experimentos de la ESA, como el sensor NILS, que detectó por primera vez iones negativos sobre el suelo lunar.
Implicaciones futuras
Los resultados del análisis de estas muestras podrían redefinir parte del conocimiento sobre la historia térmica de la Luna y abrir nuevas hipótesis sobre la asimetría geológica entre hemisferios. Además, el hecho de que se haya confirmado actividad volcánica en un entorno tan antiguo y aislado puede ayudar a entender cómo se disipan el calor y los elementos radiactivos en cuerpos planetarios sin atmósfera.















