Un equipo de arqueólogos ha desenterrado una tumba romana de más de dos mil años en la ciudad holandesa de Heerlen, en el sur de los Países Bajos. El hallazgo, calificado como “único” por las autoridades locales, corresponde a un enterramiento fechado entre el año 0 y el 20 d.C.
Lo extraordinario del descubrimiento no es solo su antigüedad, sino la aparición de una palabra tallada en uno de los objetos funerarios: “Flac”, que ha llevado a los expertos a identificar al difunto como Flaccus, posiblemente un soldado romano.
Coriovallum: clave militar del Imperio romano
La tumba se encontraba en un asentamiento militar romano conocido como Coriovallum, ubicado estratégicamente en la confluencia de la Vía Bélgica y la Vía Trajana, dos de las principales arterias del Imperio que unían las actuales Alemania y Francia. Además de los restos humanos, los arqueólogos de la empresa ADC ArcheoProjecten recuperaron varios cuencos, platos, utensilios cotidianos y un estrigíl de bronce, un instrumento romano utilizado para limpiar la piel tras el baño.
El conjunto apunta a un entierro cuidado y con evidencias de cierto rango social. Para los expertos, este descubrimiento es más que una rareza arqueológica: representa la tumba romana más antigua identificada con un nombre en todo el país. Según Jordy Clemens, consejero de cultura y patrimonio, “nunca habíamos encontrado una tumba romana de este periodo con un nombre inscrito. Es un hito que demuestra cuán singular es la historia de Roman Heerlen en los Países Bajos”.
Un enclave con historia militar y civil
Hasta ahora, las tumbas romanas descubiertas en esta región carecían de indicios tan directos de identidad personal. El enclave de Coriovallum, que comenzó siendo una base militar, evolucionó en el siglo I d.C. hacia un núcleo urbano civil con gran actividad comercial y cultural. Las ruinas más conocidas del lugar son sus baños públicos de ladrillo y piedra, construidos entre los años 50 y 70 d.C., considerados hoy las estructuras romanas mejor conservadas del país.
Este nuevo hallazgo no solo amplía el conocimiento sobre el pasado romano de la región, sino que refuerza el valor histórico del sitio como uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del norte de Europa. La aparición del nombre "Flaccus" en un objeto funerario plantea además interrogantes sobre la procedencia y función del individuo en el entramado militar y social del Imperio.
¿Era un legionario de paso o parte de una guarnición establecida? ¿Dejó descendencia en la región? Aunque muchas preguntas siguen abiertas, lo cierto es que Flaccus ha roto el silencio de siglos para convertirse en una nueva pieza clave del rompecabezas que es la historia antigua de Europa occidental.















