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Arqueólogos atónitos hallan restos de miel de hace 2.500 años cerca de Pompeya que todavía se podría consumir

La tecnología actual nos permite extraer información de residuos que antes parecían irrelevantes.
Arqueólogos atónitos hallan restos de miel de hace 2.500 años cerca de Pompeya que todavía se podría consumir
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Actualizado: 11:06 3/9/2025
miel
pompeya

La arqueología química acaba de sumar un capítulo fascinante a su corta pero intensa historia. Un equipo de la Universidad de Oxford ha confirmado la presencia de restos de miel en unas vasijas de bronce halladas hace más de setenta años en Paestum, al sur de Italia, a pocos kilómetros de Pompeya. El hallazgo, que parecía improbable tras 2.500 años de degradación, abre nuevas vías para comprender el papel que este producto desempeñaba en la dieta, los rituales y la vida cotidiana de las comunidades griegas asentadas en la zona.

Las vasijas en cuestión fueron descubiertas en 1954, en un santuario subterráneo, y desde entonces habían desconcertado a generaciones de arqueólogos. La sustancia oscura adherida a las paredes interiores fue interpretada durante décadas como grasa animal o vegetal, quizá contaminada con polen e insectos.

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Sin embargo, la aplicación de técnicas modernas como la espectrometría de masas y la espectroscopía infrarroja permitió identificar biomarcadores propios de la miel, que no dejan lugar a dudas sobre su naturaleza.

Conservación inesperada

Uno de los aspectos más sorprendentes del estudio es cómo las condiciones químicas contribuyeron a la preservación. Los iones de cobre liberados por las paredes de bronce actuaron como agentes protectores, ralentizando la descomposición de los compuestos orgánicos. “Fue como si las vasijas hubieran funcionado de conservadoras involuntarias”, explicó la doctora Luciana da Costa Carvalho, miembro del equipo investigador, según recoge Ok Diario. El profesor James McCullagh subrayó que la combinación de métodos analíticos fue crucial para separar los contaminantes de los restos primigenios.

El descubrimiento se enmarca en una colaboración entre Oxford, el Parque Arqueológico de Pompeya y el Museo Ashmolean. De hecho, la reevaluación de los recipientes coincidió con la exposición Last Supper in Pompeii en 2019, lo que permitió volver a examinar materiales que llevaban décadas almacenados. El estudio no solo arrojó luz sobre el contenido de las vasijas, sino también sobre su uso: algunas mostraban hollín en la base, señal de que sirvieron como calderos sobre el fuego, mientras que otras presentaban sarro de agua hervida.

El valor simbólico de la miel

Más allá del dato técnico, el hallazgo tiene un enorme valor cultural. En la antigüedad griega, la miel era alimento, medicina y ofrenda. Se asociaba con la inmortalidad de los dioses y estaba presente en rituales funerarios y religiosos. Que se conserven pruebas materiales de ese vínculo refuerza la interpretación simbólica de este producto, considerado por los griegos un regalo divino. Los arqueólogos ahora cuentan con evidencia tangible de que la miel no solo se veneraba en los mitos, sino que circulaba en los espacios rituales y domésticos.

Los responsables del parque de Pompeya confían en que este avance impulse la revisión de otros materiales conservados en museos. Como señaló Gabriel Zuchtriegel, director del yacimiento, “la tecnología actual nos permite extraer información de residuos que antes parecían irrelevantes, y con ello reconstruir la vida cotidiana de sociedades que desaparecieron hace milenios”.

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