Las costas del norte peninsular vuelven a ser escenario de un fenómeno que mezcla fascinación marina y creciente preocupación náutica. Un grupo de orcas, encabezado por la ya célebre 'Gladis', ha provocado un nuevo incidente frente a Llanes, en Asturias.
La embarcación afectada, un velero que navegaba en solitario, sufrió graves daños en el timón tras el embate repetido de los cetáceos, lo que obligó a Salvamento Marítimo a intervenir de urgencia para remolcar el barco hasta puerto. Afortunadamente, no hubo que lamentar daños personales, aunque el episodio ha reactivado las alertas entre los navegantes deportivos del Cantábrico.
Gladis sigue atacando a los más pudientes del verano
Según explicó Luis Laria, presidente de la Coordinadora para el Estudio de las Especies Marinas (Cepesma), a La Nueva España, todo apunta a que se trata del mismo grupo de orcas —de entre cuatro y cinco ejemplares— que ha protagonizado otros episodios similares en Galicia, Cantabria y el País Vasco en los últimos meses. La matriarca, ‘Gladis’, ha sido señalada como responsable directa de la estrategia de ataque, centrada sistemáticamente en los timones de los veleros. Aunque se desconoce el motivo preciso de esta conducta, los expertos creen que puede deberse a una experiencia negativa previa con una embarcación de vela.
Este comportamiento, que combina inteligencia, persistencia y una inquietante selectividad por un tipo concreto de barco, ha generado un notable cambio en las rutas de navegación recreativa del norte. Tal como se recoge en informes de autoridades marítimas y de responsables de puertos deportivos, muchos patrones franceses han empezado a evitar la travesía del Cantábrico, especialmente desde que en mayo se produjera el primer hundimiento documentado por ataque de orcas en el Estrecho de Gibraltar. La Dirección General de la Marina Mercante ya ha emitido recomendaciones específicas, entre ellas, navegar lo más cerca posible de la costa para reducir el riesgo.
No ataca barcos de currantes
A diferencia de lo que ocurre con embarcaciones de motor o de pesca profesional, la mayoría de los ataques han tenido como objetivo veleros, posiblemente por el sonido o las vibraciones de sus timones. Este patrón ha sido confirmado por la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, cuyos miembros aseguran no haber sufrido incidentes con estos cetáceos, a pesar del aumento de su presencia desde hace al menos dos años, coincidiendo con el regreso del atún rojo a las aguas del norte, uno de los principales alimentos de las orcas.
Aunque las interacciones entre humanos y fauna marina no son nuevas, la reiteración de estos sucesos en distintos puntos del litoral atlántico ha llevado a algunos investigadores a hablar ya de una forma incipiente de cultura de grupo entre estos mamíferos. Si bien la hipótesis de una "venganza" deliberada sigue en el terreno de la especulación, lo cierto es que las orcas parecen estar desarrollando comportamientos transmitidos socialmente que transforman su relación con el ser humano.
