Elon Musk, el magnate que oscila entre los coches eléctricos, los cohetes reutilizables y las promesas grandilocuentes sobre la Inteligencia Artificial, ha vuelto a desatar el debate global con una de esas declaraciones que parecen diseñadas para reconfigurar titulares. Durante su intervención en el Foro de Inversión Estados Unidos–Arabia Saudita, el fundador de Tesla, SpaceX y xAI afirmó que la IA está a punto de redibujar las reglas del juego social: un futuro sin pobreza y con un trabajo que dejará de ser una obligación para convertirse en un pasatiempo.
No es la primera vez que Musk lanza pronósticos de corte futurista, pero sí una de las más tajantes, reflejando hasta qué punto cree que la tecnología está lista para alterar la experiencia humana de manera irreversible.
Elon Musk anuncia el fin del trabajo obligatorio: la IA lo hará prescindible en solo 20 años
Su postura no admite matices."La IA y los robots humanoides erradicarán la pobreza", aseguró, subrayando que Tesla será un actor clave en esta transición, aunque no el único. Según Musk, si la robótica mantiene su ritmo ascendente, llegará un día en el que el dinero quede relegado a una anécdota y nadie necesite trabajar para vivir con dignidad.
Reconoce, eso sí, que la escasez no desaparecerá por arte de magia -la electricidad y los materiales seguirán siendo limitados-, pero insiste en que la riqueza será un bien accesible para todos. Es una visión que sacude los cimientos de la estructura económica actual y abre interrogantes sobre cómo redefinir el valor en un hipotético mundo post-escasez.
El magnate sitúa este cambio en “10 o 20 años”, un horizonte sorprendentemente cercano para una transformación de semejante calibre. En ese escenario, quienes quieran seguir trabajando lo harán por afición, casi como quien juega un videojuego. El giro definitivo, asegura, llegará cuando Tesla consiga fabricar robots humanoides realmente útiles, capaces de asumir tareas de forma autónoma y fiable. Es ahí donde entra en juego Optimus, la gran apuesta de Musk y, según sus propias palabras, “el mayor producto de la historia”.
Optimus es, hoy por hoy, la piedra angular de esta promesa: un robot equipado con cámaras de mapeo, un cerebro derivado del software autónomo de Tesla, una batería de 2,3 kWh y cuarenta articulaciones electromecánicas. Aunque todavía no está listo para su venta, Musk ya apunta a la versión V3, prevista para 2026, que "no parecerá un robot, sino una persona con traje de robot". Un adelanto de la visión que persigue: máquinas integradas en lo cotidiano, destinadas a liberar al ser humano de obligaciones que han marcado siglos de historia.















