Rogue One: Una historia de Star Wars llevó mucho tiempo en gestarse. Lucasfilm y Disney querían ampliar el universo galáctico con historias y películas alternativas, ajenas a la saga de los Skywalker, explorando capítulos distintos y épocas diversas a las vistas en las secuelas principales. Entre ellas destacó Rogue One, un proyecto difícil, pero que tuvo una concepción muy rica, llena de ideas interesantes. Tanto es así, que Diego Luna, uno de los protagonistas del blockbuster de 2016, contará con su serie en solitario en 2021 para Disney+. Ahora, y siguiendo con los detalles desvelados hace nos días, sabemos más gracias a Gary Whitta y Chris Weitz de aquello que no llegó a verse en el metraje original (vía Collider).
Un proceso único en el universo de Star Wars gracias a la libertad creativa
"Una de las cosas que se me ocurrió para esta película, es que volví y miré todas las películas anteriores de Star Wars, y esto sigue siendo cierto incluso con la continuación de la trilogía actual. Resulta que los títulos de las películas de Star Wars son siempre de tres palabras o cuatro palabras largas. Todos, sin discusión", añade Whitta a The Playlist. "Entonces pensé que para diferenciarla, debíamos buscar un título con una o dos palabras. Entonces surgió la idea de Star Wars: Rebellion y Star Wars: Rogue One, buscando un título corto, para que incluso desde el mismo inicio, la gente sepa que está ante un escenario que no usa las reglas no escritas para las películas de la saga principal", añade.
Durante unos meses, la cinta tuvo un roll de introducción al principio, con las habituales letras amarillas que se deslizan por el cielo estrellado a modo de prólogo para el espectador. Sin embargo, en el último momento, se decidió prescindir de ello para, precisamente, diferenciar la cinta de otras. "Nunca lo verás pero sí, lo hice. Escribí más de una introducción", prosigue Whitta. "Lo sacrificamos pronto en la preproducción, sobre todo porque queríamos librarnos del lenguaje de narración tradicional de Star Wars", refuerza. Pero el mayor desafío fue el de construir dos personajes que fueran espías o soldados y que no se pisaran constantemente en protagonismo. Para los guionistas, escribir a Jyn Erso y Cassian Andor, interpretados por Felicity Jones y Diego Luna, costó lo suyo.
"En uno de los guiones, en cierto punto, Jyn ya era una soldado rebelde. Y exploramos varias posibilidades, que fuese una desertora del Imperio Galáctico, que fuese una superviviente o una mercenaria... Pero claro, no queríamos copiarnos de lo que se estaba haciendo en la trilogía principal de Star Wars", explica. De hecho, Weitz matiza a su compañero desvelando algunas de las ideas que se barajaron para hacer al personaje de Jyn más complejo, oscuro y distinto, algo que acabó heredando Cassian. "Creo que Cassian siempre quiere parecer comprometido con la causa. En las versiones que hicimos del personaje, siempre era su constante. Ser comprometido", añade.
"Es un agente doble. Algo de eso quedó. En una versión muy, muy temprana del guion, Cassian era un soldado rebelde que trabajaba para Krennic, y de repente, sufre un cambio repentino en su forma de pensar, pero intenta mantenerse dentro del Imperio Galáctico y pasar información. Rápidamente es descubierto, y durante todo el tercer acto intentaba buscar y ganarse la confianza de Jyn", concluía antes de confirmar que, de una forma u otra, el sacrificio final de la Rebelión en la consecución de los planos de la Estrella de la Muerte, seguía teniendo un carácter redentor para los protagonistas. Rogue One: Una historia de Star Wars está disponible en exclusiva a través de Disney+ y en Blu-ray o DVD en las principales cadenas.
