Los japoneses llegan a realizar jornadas laborales de hasta 12 horas diarias. El descanso, en consecuencia, se convierte en un asunto a tener en cuenta: es por eso que la compañía japonesa Bauhutte, especializada en sillas y escritorios dedicados al mundo gaming, está vendiendo camas que se pueden colocar debajo de las mesas de las oficinas. Ya hay quien las ha bautizado como shachiku beddo (社畜ベッド), que significa 'cama de esclavo'.
Las camas-escritorio japonesas
Tal y como informa la publicación japonesa Famitsu, esta invención de Bauhutte está enfocada para los trabajadores de oficina.
Capaces de soportar hasta 100 kilos de peso, con 185 centímetros de largo y un colchón de 4 centímetros, se encuentran plegadas debajo de las mesas de los empleados. Para hacer uso de ella, simplemente tenemos que tirar del agarre y desplegar el colchón.
El medio japonés señala que estas camas son efectivas para "una siesta corta de 30 minutos de duración". Además, añaden que se espera que reduzca la ineficiencia o los errores humanos provocados por la somnolencia. Estas camas plegables también están enfocadas a empresas que forman parte de Silicon Valley.
Por otro lado, también destacan que puede ser útil para aquellos trabajadores que queden atrapados en caso de desastre natural y no puedan volver a casa. De esta forma, en su propia oficina tendrían un lugar para descansar. El precio, por otro lado, alcanza los 34.500 yenes (unos 282 euros al cambio).
El trabajo en Japón
El hecho de que existan estos productos, sin embargo, pone sobre la mesa el debate sobre las largas horas laborables que enfrentan algunos trabajadores. Japón es el lugar de nacimiento del término "karoshi", que significa "muerte por exceso de trabajo". La cuestión ha pasado a ser un asunto de preocupación nacional y salud pública: tal y como informa la BBC, en 2017 una encuesta expuso que algunas empresas cuentan con trabajadores que realizan más de 80 horas extra al mes, a menudo sin remunerar. Microsoft puso en marcha en noviembre del año en Japón pasado un experimento que terminó con unos resultados sorprendentes: reducir las jornadas laborales de 5 a 4 días aumentó la productividad un 40%.