El episodio de Los Simpson titulado "Un pez, dos peces, pez fugu, pez azul" es uno de esos capítulos que quedan grabados en la memoria, no tanto por su trama compleja, sino por la fascinación que genera el peligroso pez fugu, un manjar japonés que puede ser mortal. Este episodio impactó a muchos al mostrar cómo los japoneses se arriesgan a consumir un alimento capaz de arrebatarles la vida si no se prepara correctamente. Este animal es conocido fuera de Japón por su mecanismo de defensa, inflándose para evitar ser devorado, pero en el país nipón es una verdadera institución culinaria, rodeada de tradición y riesgo.
El pez fugu no solo es peligroso por su veneno, la tetrodotoxina, sino también porque ha llegado a ser un símbolo cultural en Japón, a pesar de su mortalidad. Aquellos que han probado su carne describen un sabor único, comparable a una mezcla entre pollo y calamar, con una textura peculiarmente chiclosa. Este manjar puede prepararse de diversas maneras, como sashimi, frito, en estofado o en forma de huevas, y su precio varía según la temporada y la especie. Curiosamente, cuando el pez fugu está en su temporada más tóxica, durante el apareamiento, es cuando se considera más sabroso y, por ende, más costoso.
El peligro de la tetrodotoxina
El verdadero peligro de este animal radica en la tetrodotoxina, un potente veneno que puede paralizar los músculos y causar la muerte por asfixia, mientras la víctima permanece consciente. Debido a este riesgo, Japón ha establecido regulaciones estrictas para su preparación: solo los chefs con una licencia especial pueden servir fugu en restaurantes. Para obtener esta licencia, los aspirantes deben pasar por un riguroso entrenamiento de dos a tres años y aprobar un examen en el que deben identificar, preparar y consumir el pez. Solo un 35% de los candidatos logra superar esta prueba, lo que demuestra la seriedad con la que se toma este riesgo en Japón.
Historia y regulación del consumo de fugu
El consumo de fugu tiene una historia que se remonta a más de 4.000 años. Durante la posguerra, muchas personas murieron al consumir restos de fugu desechados, lo que llevó al gobierno japonés a implementar medidas de seguridad, como la incineración de los residuos peligrosos. Sin embargo, el origen del consumo de fugu se relaciona con tiempos de hambruna en Japón, cuando la abundancia de este pez alrededor de la isla lo convirtió en una fuente de alimento peligrosa pero necesaria para la supervivencia. A lo largo de los siglos, hubo periodos en los que se prohibió su pesca y consumo debido a los envenenamientos, pero siempre regresó a la mesa japonesa, especialmente durante los inviernos más duros.
En la actualidad, además de utilizar especies menos tóxicas, se han desarrollado granjas de fugu donde los peces tienen niveles de toxicidad reducidos o nulos, lo que permite su consumo con mayor seguridad. A pesar de estos avances, el veneno del fugu sigue siendo letal y sin antídoto, lo que resulta en aproximadamente seis muertes al año por envenenamiento en Japón. Esta combinación de tradición, riesgo y sofisticación culinaria hace que el fugu siga siendo un símbolo poderoso de la cultura japonesa, tanto venerado como temido.