En las producciones cinematográficas, es común minimizar al máximo los costes para no sobrecargar el presupuesto, una práctica casi universal de cara a la rentabilidad de las cintas que se estrenan en cines. Sin embargo, los tiempos han cambiado. La inflación y la tendencia de algunos cineastas desafían esta regla no escrita. Y Netflix, en particular, está experimentando este fenómeno una vez más con los hermanos Russo, en un momento en el que la industria no sabe qué ocurre en la taquilla. Estos cineastas, conocidos por dirigir Vengadores: Endgame, que tuvo un presupuesto de al menos 365 millones de dólares, regresan este año a Netflix con un filme de ciencia ficción, The Electric State, que parece que va a ser igual de caro que el filme de Marvel. ¿Lograrán convencer al público?
La nueva película de los hermanos Russo en Netflix será de ciencia ficción y romperá récords de presupuesto en el streaming: ¿será un éxito o un nuevo fracaso?
No es la primera vez que los hermanos Russo se gastan esta millonada en una película. La plataforma ya desembolsó sumas significativas para sus proyectos anteriores como El agente invisible, que fue un fracaso mayúsculo pese a la campaña de promoción y las dos películas de Tyler Rake con Chris Hemsworth que, si bien sí tuvieron mejor acogida, no terminaron de hacer la huella que se esperaba entre el público mayoritario. Con enormes dudas sobre la viabilidad de sus proyectos, sin olvidar los elevados costes de Citadel para Prime Video, los Russo regresan con una producción carísima.
Esta tendencia de altos presupuestos no se detendrá en 2024. El nuevo proyecto de los hermanos Russo, The Electric State, según Puck News, le habría costado a Netflix una cifra superior a los 300 millones de dólares.
Aunque no marca un récord para los directores, sigue siendo una cifra astronómica, quizás excesiva, más y cuando, después de Marvel y Vengadores, la dupla de directores no ha demostrado nada.
El gasto se entiende en parte si tenemos en cuenta que contaremos con actores y actrices como Millie Bobby Brown, Chris Pratt, Stanley Tucci y Ke Huy Quan, así como de un uso lógico de efectos especiales para recrear una historia de ciencia ficción basada en la historia de Simon Stålenhag publicada 2018, que nos sitúa a finales de un 1997 alternativo. En este escenario, Michelle, una adolescente fugitiva, y su pequeño robot de juguete amarillo, Skip, viajan hacia el oeste a través de un paisaje americano extraño. Las ruinas de gigantescos drones de batalla ensucian el campo junto con la basura desechada de una sociedad consumista de alta tecnología adicta a un sistema de realidad virtual. Casi nada.
Seamos honestos: Netflix sigue apostando por proyectos de alto presupuesto, confiando en la capacidad de los hermanos Russo para atraer audiencias masivas. Sin embargo, la falta de repercusión cultural de estos costosos proyectos plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de tales inversiones. La plataforma se ha dejado una millonada en El problema de los 3 cuerpos y le ha costado mucho renovarla, una situación que también se ha agravado por Zack Snyder y su fracaso con Rebel Moon, una epopeya de ciencia ficción que no ha convencido ni a los fieles del director. Y qué decir de En las profundidades del Sena, un filme muy barato que, en este caso, ha dejado en evidencia el modelo de negocio de Netflix de gasto masivo: mejor gastar poco y triunfar que gastar mucho y no rentabilizarlo. ¿Podrá The Electric State cambiar esta tendencia y justificar su desorbitado gasto? Solo el tiempo lo dirá.
