El universo de los superhéroes ha sido transformado de manera drástica por The Boys, la serie de Prime Video basada en el cómic homónimo de Garth Ennis y Darick Robertson. Llevamos años lidiando con estos héroes desatados y llenos de vicios y problemas, algo que en un género dominado por narrativas de heroísmo puro y valores inquebrantables, ayuda bastante a evitar el hastío y la repetición excesiva de patrones. Seremos claros: The Boys emerge como una crítica feroz y satírica a las producciones de Marvel y DC, desmantelando los mitos tradicionales de los héroes en la viñeta, y yendo más lejos que nunca en una cuarta temporada que nos ha encantado y que hemos podido ver en adelanto antes de su estreno el próximo 13 de junio. Os lo contamos en nuestra crítica sin spoilers.
The Boys no deja títere con cabeza: en su cuarta temporada la serie de Prime Video se vuelve más brutal, madura y satírica que nunca
The Boys parte de un punto de partida tan atractivo como disruptivo en el zeitgeist del entretenimiento actual. La serie presenta un mundo donde los superhéroes, o "supes", son figuras corporativas, corruptas y profundamente humanas en sus defectos. A diferencia de los iconos intachables como Superman o Capitán América, ejemplos de la la moralidad y la rectitud estadounidense de los años treinta, cuarenta y cincuenta -herencia a su vez de las figuras totémicas grecorromanas- los personajes de The Boys son impulsados por el egoísmo, la codicia y el deseo de poder. Y esto, en la nueva temporada de la producción de Amazon Studios -que ya prepara una quinta temporada y vislumbra su poderoso y apoteósico final-, se amplifica sobremanera.
En los nuevos episodios, el mundo está al límite. Victoria Neuman -que es, en secreto, una supes- está más cerca que nunca del despacho oval. Sin embargo, está bajo el férreo control de Patriota, que consolida su poder y ascenso dentro de Vought como amo y señor de un imperio que se tambalea ante la falta de liderazgo. Carnicero, a quien le quedan meses de vida por un enorme tumor en la cabeza, ha perdido al hijo de Becca -que ahora está bajo la tutela de Patriota, que intenta ejercer de padre- y también el liderazgo de The Boys, ya que el resto del equipo no aguanta sus mentiras. Un escenario convulso que sirve para que la serie, por fin, sepa a dónde quiere ir y de qué manera tiene que contarlo.
Patriota, una parodia perversa del arquetipo del superhéroe patriótico, es un ejemplo claro de cómo la serie subvierte la imagen clásica del héroe, enfatizándose en esta cuarta temporada la falta de escrúpulos y moralidad, que vuelve a llevarnos a momentos realmente incómodos. Unido a Patriota, la ficción no sólo busca desmitificar a los superhéroes, sino que también expone la explotación mediática y comercial de estas figuras. Si en con la excelente Gen V ya vimos que Vought International, la corporación que maneja a los supes, se erguía sobre la mercantilización extrema, sugiriendo una crítica velada a cómo las sagas de superhéroes son explotadas en la vida real por las grandes industrias del entretenimiento. Pero es que aquí, sin vergüenza alguna, se lanzan dardos a Disney y Marvel Studios y su manera de rentabilizar a los héroes de las viñetas, jugando siempre con la subversión de expectativas por el camino. Y creednos, aunque parezca un truco viejo hasta alturas de la serie, funciona.
Otro factor clave en estos nuevos episodios de The Boys, y que puede parecer un espejo aterrador al que mirarse, es la polarización política que se refleja en la ficción. Sí, en Estados Unidos ha alcanzado niveles críticos, con divisiones profundas entre conservadores y liberales en casi todos los aspectos de la vida pública.
La producción de Amazon refleja esta realidad al mostrar un mundo donde los superhéroes son figuras polarizadoras, manipuladas por intereses corporativos y políticos, con millones de seguidores siguiendo sus proclamas o llevando sus discursos al día a día. La serie, como ya hizo en el pasado, adereza este tumultuoso clima al mostrar cómo las redes sociales exacerban esta división, permitiendo la difusión rápida de propaganda y desinformación.
El reparto, encabezado por Karl Urban, Jack Quaid, Antony Starr, Erin Moriarty, Jessie T. Usher, Laz Alonso, Chace Crawford, Tomer Capone, Karen Fukuhara, Colby Minifie, Claudia Doumit y Cameron Crovetti, por citar algunos de los que repiten en sus respectivos papeles, se enriquece con la presencia de Susan Heyward -la heroína mas inteligente del planeta-, Valorie Curry -una heroína que tiene podcast y es una radical de tomo y lomo- y Jeffrey Dean Morgan -que haga lo que haga, siempre lo hace bien-. Las nuevas incorporaciones son poco menos que excelentes, sirviendo de contrapunto para muchos de los protagonistas y como verdaderos catalizadores para las evoluciones de varios personas que, seamos honestos, hacía tiempo que caían una y otra vez en las mismas situaciones y lugares comunes.
The Boys vuelve a presentar un marcado enfoque irreverente y retrata como pocas ficciones lo que pasa cuando los superhéroes, tan famosos como las celebridades de Hollywood, tan influyentes como los políticos y tan venerados como los dioses, abusan de sus superpoderes en vez de utilizarlos para hacer el bien. Su nueva temporada demuestra que el productor ejecutivo y showrunner Eric Kripke no erró en su concepto de adaptación, permitiendo a los espectadores cuestionar la naturaleza del poder y la moralidad al mismo tiempo que disfrutan de una auténtica carnicería y de algunos momentos realmente incómodos. Si el tebeo generó un diálogo sobre los peligros de idolatrar a figuras imperfectas y la manipulación de la imagen pública, algo de lo que deberíamos tomar nota, la serie hace propio ese discurso y lo presenta de la mejor forma posible. Esta visión cruda sobre los superhéroes sigue elevándose cada vez más y rayando un nivel excelente.
Hemos visto los episodios de la cuarta temporada de The Boys de Prime Video en adelanto gracias a la cortesía de Marco Agency y Amazon Studios. El próximo jueves 13 de junio arrancará la cuarta temporada de The Boys en el portal de Amazon.
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