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Así era el pterosaurio más grande que ha surcado los cielos y no el Quetzalcoatlus como se suele creer

El pterápodo más grande de la época en la que los dinosaurios caminaban sobre la tierra no era el Quetzalcoatlus, como suele creerse por lo general
Así era el pterosaurio más grande que ha surcado los cielos y no el Quetzalcoatlus como se suele creer
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El mundo de los dinosaurios es grande, tanto como lo eran estas bestias. Aunque algunos juegos nos dan una idea sobre cómo eran, ninguno de ellos (ni siquiera los que están por venir) son lógicamente representaciones reales de su tamaño. Una de las creencias generales en torno a los reptiles voladores es que el Quetzalcoatlus era el más grande, pero en realidad, este honor recae en el Hatzegopteryx, un superdepredador que vivía en la región de la actual Transilvania.

El Hatzegopteryx, el pterosaurio volador más grande

Representación artística del Hatzegopteryx (autor desconocido)

El Hatzegopteryx perteece al grupo de los pterosaurios. Pensad en la clásica representación del pterodáctilo, pero en enorme. Las huellas que dejaban en el suelo no eran pequeñas precisamente, hay que pensar que no volaban tanto como la ficción nos quiere hacer creer. Únicamente lo hacían al ir a cubrir grandes distancias. El resto del tiempo, las patas delanteras, donde se encontraban las membranas de las alas, se posaban en el suelo, permitiendo a esta clase de pterosaurios moverse como cuadrúpedos.

Con las alas extendidas, de punta a punta hablamos de entre 10 y 12 metros de envergadura, en base a los estudios realizados con los restos óseos hallados en la Cuenca de Hateg, en Transilvania (Rumanía). No es que sea una versión emplumada del lagarto favorito de todo el mundo, pero le sigue dejando por encima del Quetzalcoatlus, con sus 10-11 metros de ancho.

Representación artística del Hatzegopteryx devorando una presa (Wikipedia)

Pero lo más interesante no es su tamaño, sino su cuello. Más corto y robusto que el de otros saurios voladores similares, este detalle es el que hacía de él un superdepredador. Las vértebras de su cuello, mucho más robustas, permitían que el Hatzegopteryx fuera capaz de levantar presas mucho más pesadas.

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Así, incluso una criatura que contara con la ventaja que daría el peso frente a un ataque desde arriba, tendría problemas a la hora de enfrentarse a este coloso del cielo.

César Rebolledo
Redactor de guías
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