Cuando te paras a pensar en el humano prehistórico, normalmente te vienen a la cabeza cavernícolas ataviados con pieles y que consumen carne en una hoguera. Un montón de dinosaurios hasta en el agua si piensas en alguna película pero, sobre todo, carne, seguro. Bueno, según cierto estudio, nada más lejos de la realidad, al menos en Europa. Aquí, en los mayores asentamientos, el humano prehistórico dependía de las proteínas vegetales más que de las animales.
Grano y guisantes, el principal sustento del hombre prehistórico europeo
Heritage comparte este descubrimiento, que nada tiene que envidiar a los hechos en el continente americano hace poco. El estudio, elaborado por la Universidad Christian Albrecht de Kiel y el Centro de investigación colaborativa 1266 (Alemania), revela que el ganado servía para fertilizar cultivos de manera intensiva. Este estudio se ha centrado en el análisis de lo que se cree habrían sido las primeras ciudades europeas, creadas en torno al 4.150 a.C. en lo que se conoce como la zona de Tripilia (Трипiлля por su nombre en ucraniano, la región donde se encontraba esta cultura neolítica).
Frank Schlütz, paleoecologista de la Christian Albrech de Kiel, explicaba que "El sustento de los residentes de los mega asentamientos se basaba en una gestión de la comida y los pastos extremadamente sofisticada". Para llevar a cabo el estudio, según explica, se han analizado isótopos de nitrógeno y carbono durante una década. El resultado es que así se han conseguido datos que permiten saber más sobre los cultivos y cómo se criaba al ganado que ya tenían en su poder.
Con estos trabajos, que como en otras ocasiones permiten descubrir más sobre antiguas sociedades, se ha descubierto que los habitantes de Tripilia aprovechaban el fertilizante del ganado para mantener unos cultivos intensivos de guisantes y grano, que componían la parte principal de su dieta y que, a su vez, también servía para alimentar al ganado en un ciclo bastante desarrollado.
"Gracias a la estrecha conexión entre el cultivo y la ganadería", explica Schlütz; "los habitantes de los mega asentamientos fueron capaces de comer de manera adecuada y saludable. El trabajo y costosos recursos de producir carne fueron eliminados casi por completo", concluye.
