Un equipo de paleontólogos del Museo Canadiense de la Naturaleza en Ottawa ha realizado un descubrimiento sorprendente sobre el tamaño del Tyrannosaurus rex, uno de los dinosaurios más temidos y legendarios de la naturaleza. En un estudio presentado en la conferencia anual de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados en Toronto, estiman que el T. rex más grande podría haber pesado hasta 15.000 kilogramos, superando el peso de un autobús escolar promedio y del de los buses de dos pisos londinenses, lo que supone un 70% más de lo que se pensaba.
El Gigante Scotty
Hasta la fecha, el T. rex más grande conocido es un espécimen apodado Scotty, que pesaba aproximadamente 8.870 kg. Sin embargo, según el nuevo estudio, liderado por Jordan Mallon y David Hone, el dinosaurio de esta especie más grande podría haber tenido un 70% más de masa que Scotty, casi duplicando su tamaño. Los investigadores llegaron a esta conclusión después de analizar registros fósiles y considerar factores como el dimorfismo sexual y las variaciones en el tamaño del cuerpo.
Modelos teóricos
Para llegar a estas conclusiones, Mallon y Hone examinaron el registro fósil y estimaron que alrededor de 2,5 mil millones de T. rex vivieron en la Tierra. Con solo 32 fósiles adultos descubiertos, la muestra es limitada, pero fue suficiente como para construir modelos teóricos. Plantearon dos modelos en concreto: uno sin dimorfismo sexual y otro con marcadas diferencias de tamaño entre sexos. El modelo sin dimorfismo llevó a la estimación de un peso máximo de 15.000 kg para el T. rex.
"Si el T. rex fuera dimórfico, estimamos que habría pesado hasta 53.000 libras (24.000 kg), pero rechazamos ese modelo porque si fuera cierto, ya habríamos encontrado individuos aún más grandes", señala Mallon WordsSideKick.
Pocos ejemplares acaban fosilizados
A pesar de estos hallazgos emocionantes, los investigadores advierten que sus conclusiones son especulativas hasta que se descubra un espécimen del tamaño estimado, cosa que no es tan fácil. Ya que esto requiere primero de la fosilización de un ejemplar, proceso que requiere de una serie de requisitos como que los restos del animal deben haber sido ser enterrados o sepultados rápidamente después de su muerte, por eso se suele dar en lugares con sedimentación continua, como ríos, lagos, mares o zonas de inundación. Los restos deben estar bajo presión de otros estratos durante miles o millones de años, deben de sobrevivir a actividad volcánica y erosión y además debemos dar con ellos.
Este estudio no solo redefine lo que sabemos sobre el T. rex, sino que también ilustra los desafíos que enfrentan los paleontólogos debido a la escasez de fósiles. Tal como señala a la misma publicación Thomas Carr, un paleontólogo de vertebrados que no participó en el estudio, el tamaño limitado de la muestra de fósiles nos recuerda cuán poco sabemos en realidad sobre los dinosaurios y subraya la necesidad de obtener más muestras para una comprensión más precisa y completa de estas antiguas criaturas.