A tan solo unos pocos días de estrenar en Netflix su nuevo y esperado largometraje, 'The Killer', el aclamado David Fincher vuelve a estar en el punto de mira cinematográfico. El director estadounidense lleva desde los años 90 demostrando que domina el género de los thrillers como nadie con películas absolutamente fascinantes. Desde la revolucionaria 'Seven' hasta la incomprendida en su estreno 'El club de la lucha', no son pocos los films donde Fincher ha dejado para la posteridad su talento tras las cámaras.
De entre estos, sin duda hay una película a menudo olvidada en su filmografía que es toda una joya de nervio y tensión, una película que por suerte podemos disfrutar en la actualidad gracias a su reciente inclusión en el catálogo para suscriptores de Amazon Prime Video.
'La habitación del pánico' es el thriller de mayor tensión de David Fincher
La sinopsis de 'La habitación del pánico' que nos ofrece la ficha de Prime Video es la siguiente: "Meg Altman y su hija se esconden en un cuarto secreto cuando unos ladrones entran en su casa".
En 2002, después de haber filmado 'El club de la lucha', David Fincher sorprendió al mundo estrenando su quinta película como director, 'La habitación del pánico': una "home invasion" protagonizada por Jodie Foster y una jovencísima Kristen Stewart que tenía un marcado estilo de thriller clásico con reminiscencias al gran Alfred Hitchcock. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Sí, la cinta de Fincher puede recordar al maestro del suspense, pero es una vuelta de tuerca completamente moderna que lleva el sello Fincher se mire por donde se mire.
La premisa de la película no podría ser más sencilla. Inspirada por las noticias de la época sobre las habitaciones del pánico, unos cuartos fuertemente blindados que sirven de protección a los inquilinos del hogar frente a un atraco o allanamiento de morada, el guion nos invita a seguir muy de cerca una terrible noche en la que Meg Altman y su hija adolescente son sorprendidas por unos ladrones que buscan dinero en la casa. Entonces, madre e hija deciden rápidamente encerrarse en la habitación antipánico.
De entrada, la trama no tiene mucho más. El guion de David Koepp es simple, va directo al grano y no esgrime unos personajes muy profundos. De hecho, casi podríamos tacharlos de estereotipos algo limitados. Por fortuna, el elenco de actores defienden sobradamente sus papeles para que nos olvidemos de esto. Aunque, evidentemente, lo que hace especial a esta obra es la habilidosa mano de Fincher detrás de las cámaras, algo que se hace palpable desde el primer minuto de metraje.
Y es que 'La habitación del pánico' rebosa tensión, claustrofobia y ansiedad con cada plano. El trabajo del cineasta en la puesta en escena es soberbio, como puede notarse enseguida, por ejemplo, con la larga secuencia en la que se nos presenta a los atracadores y la cámara sobrevuela las estancias de la casa mientras estos fuerzan la puerta de entrada. El acertado montaje, la fotografía apagada que aporta una atmosfera inquietante o la excelente banda sonora de Howard Shore, son otros componentes que elevan el espectáculo visual de la cinta.
Pese a no contar con el guion más elaborado posible, al menos 'La habitación del pánico' no cae en algunos abismos típicos de esta clase de cine. Su protagonista, Meg, es una mujer inteligente y siempre parece estar un paso por delante de los temibles ladrones, algo que tampoco suele ser muy frecuente en el género. Lamentablemente, todas estas virtudes no fueron suficientes en su día para que esta película de Fincher llegase a encandilar a todo el mundo. Muchos críticos la alabaron, pero el público no terminó de responder ante ella...
Hoy, más de 20 años después, podemos echar la vista atrás para darnos cuenta de que 'La habitación del pánico' no es una película menor en la carrera de Fincher. Podría parecerlo, pero realmente es una muestra fenomenal del talento innato del estadounidense para contar una historia a través de imágenes. Solo unos pocos como él saben manejar el ritmo o la intriga de tal manera que no seas capaz de apartar la mirada de la pantalla. Con esta película, en nuestra opinión, lo consigue. Y con creces.