Gestionar la fama a los niveles que debe hacerlo una personalidad o estrella de Hollywood como Jennifer Lawrence no debe ser sencillo. Desde Daniel Radcliffe hasta Macaulay Culkin, pasando por Lindsay Lohan y muchos otros artistas que no supieron en su momento hacer frente a la marea de fans que andaba tras ellos todo el día. Convertirse en una celebridad requiere de una fortaleza mental muy grande. Más allá de las alfombras rojas, las fortunas y una vida de lujos, ser famoso a esos niveles implica un nivel de responsabilidad gigantesco, y no todo el mundo sabe subirse a esa ola la primera. Jennifer Lawrence, después de protagonizar la exitosa saga de Los Juegos del Hambre, tuvo serios problemas para mantener el control, porque tenía que tomar con cuidado cada una de sus decisiones.
Así lo ha confesado ella misma en el marco del Festival de cine de Londres, donde repasando su carrera ha terminado confesándose con respecto a este asunto: "Entre Los Juegos del Hambre y ganar el Oscar, me convertí en un activo tan importante que parecía que cada decisión era una decisión de grupo. Cuando reflexiono ahora, no puedo sino pensar en los años posteriores como una pérdida constante de control", desvela la actriz.
Eso llevó a Lawrence a alejarse en parte de las grandes superproducciones y escoger con mayor cuidado sus trabajos. Sus últimos pelotazos han sido No mires arriba y Gorrión Rojo, largometrajes independientes que no forman parte de franquicias ni sagas, dado que eso le da una mayor libertad.
Lawrence se mantiene alejada de las grandes producciones de Hollywood
Sin embargo, aun así su fama ya es la que es y no puede hacer nada para solucionarlo. Es una de las actrices más populares del panorama audiovisual actual y lo seguirá siendo durante una larga temporada. Además, es más que probable que su figura se vea revitalizada con el estreno de la precuela de Los Juegos del Hambre (a pesar de que no tiene nada que ver con ello): Balada de pájaros cantores y serpientes, que llegará en noviembre de 2023.