James Cameron es uno de los mejores directores de la historia del cine reciente, un experto dentro del género de la acción y la ciencia ficción y un auténtico maestro del blockbuster. Hay muy pocos cineastas que puedan compararse a él. Capaz de reventar las taquillas, mientras prepara las secuelas de Avatar, el cineasta ha estado atajando una de las críticas más constantes hacia su persona: es un director autocrático.
Cameron: un director exigente y duro en las filmaciones
Es algo que siempre se ha dicho: James Cameron es un cineasta complicado y con el que trabajar no es nada fácil. Exigente como pocos, ha generado verdaderas tensiones en los rodajes, provocando tensión entre el personal y crispando a actores, actrices e incluso cámaras y técnicos. En 1989, Ed Harris se quejó del rodaje de Abyss, en el que al parecer casi se ahoga por las obsesiones de Cameron de que todo quedase realista en pantalla. En Aliens: El regreso, se puso en contra a casi todos los participantes de la película al negarles descansos y la hora del té a los ingleses. Un poco de todo. Sin embargo, como remarcan desde Cinemanía y Slash Film, parece que Cameron está en proceso de pedir perdón y buscar mejor como profesional. O al menos eso ha dicho en una Master Class en la que ha repasado su carrera ante sus alumnos.
"He sido un director de pacotilla", explicaba cuando intentaba recordar sus grandes errores. "No he sabido tratar con amabilidad al equipo", confirma. Eso sí, aunque sabe que ha sido duro y muy exigente en sus rodajes, jamás ha sido cruel. Pese a que ha alcanzado el éxito -varias veces, ojo- con este método de filmación, desearía volver atrás para hacer algo diferente en su carrera y tomarla con otra perspectiva. "Podría haber escuchado más, ser menos autocrático. Podría haber intentado que la interacción humana del equipo fuera más importante que la película", remarca. Y en este ámbito, también lo tiene claro en cuanto a ejemplos: Ron Howard.
El cineasta, que filmó recientemente Han Solo: Una historia de Star Wars, es el director perfecto en términos de comportamiento en el set. Es amable, querido, profesional y directo. James Cameron se acercó un día a verlo trabajar en directo, y se quedó asombrado con el ambiente que había en el plató. La gente se le acercaba, Howard no dejaba de dar cumplidos a todo el mundo y dialogaba en los problemas, no se alteraba. "Aspiro, incluso hoy, a intentar encontrar mi Ron Howard interior", concluía el director que todavía tiene que llevarnos a Pandora durante muchos años.
