Es algo que hemos hecho todos y es una de las prácticas más extendidas en el mundo del streaming: compartir las contraseñas. Sin embargo, esta inocente manera de llevar el contenido de las diferentes plataformas a nuestros amigos y familiares está abocada a terminar. Ya el pasado mes de marzo Netflix hizo saber sus intenciones de acabar con esta tendencia limitando el uso a las personas que comparten vivienda. Mientras tanto, desde AP News en un extenso reportaje que analiza el impacto de prestar nuestra contraseña y cómo planea reaccionar el sector.
Las contraseñas: El compartir está a punto de acabarse
Ya en 2019 estábamos hablando de este tema, cuando HBO y Netflix anunciaron que empezarían a tomar medidas contra esta práctica: les cuesta 1500 millones de dólares al año, y si bien esa cifra parece minúscula al compararse con los 120.000 millones de dólares que ganan al año aproximadamente... lo cierto es que las compañías de streaming no están dispuestas a hacer la vista gorda. Después de todo, el gasto en contenido original también está aumentando: sin ir más lejos, encontramos el caso de WarnerMedia y Discovery, que buscan duplicar el gasto de Netflix en estas producciones de la casa.
También encontramos el caso de El Señor de los Anillos de Amazon, cuya primera temporada costará alrededor de 450 millones de dólares según los informes al respecto. Esa cifra es cuatro veces el coste de una temporada de Juego de Tronos para HBO y le sirve para convertirse en la serie de televisión más cara de la historia. Los tiempos están cambiando, el mercado del streaming es cada vez más competitivo, y las compañías están dispuestas a cerrar ese grifo por el que se les escapan millones de dólares cada vez que los usuarios comparten contraseñas.
"Sinceramente, la industria ha estado gravitando hacia eso. Es una cuestión de cuándo, no de 'si'", expresó el analista de CFRA Tuna Amobi. "El panorama parece estar bastante definido en términos de estos nuevos participantes, por lo que parece un buen momento para manejar mucho mejor a los suscriptores". La estrategia esbozada por las compañías es sencilla: imponer reglas más estrictas para compartir contraseñas propiciaría que más personas estén dispuestas a pagar el precio completo de su propia suscripción. Pero actuar con mano dura también podría hacer que los usuarios terminen alejándose de estos servicios.
El pasado mes de marzo, algunos usuarios de Netflix comenzaron a recibir ventanas emergentes que les pedían que verificaran su cuenta ingresando un código enviado por correo electrónico o mensaje de texto, pero también les dieron la opción de verificar "más tarde". Netflix no ha revelado cuántas personas formaron parte de esta prueba, ni si se extendió más allá de Estados Unidos. "Están adoptando un enfoque muy cauteloso", continuaba Amobi. "Si actúan de manera incorrecta, siempre puede haber una desventaja en un movimiento como este".
Sin embargo, el terminar con compartir las contraseñas podría derivar a otro problema: suscripciones por cortos periodos de tiempo, hasta que el cliente consuma el contenido que busca, en lugar de suscripciones de larga duración. Ese es el caso que presenta Josh Galassi, un residente de 30 años de Seattle que trabaja en el sector de las relaciones públicas. Sostiene que, por ejemplo, se suscribió a StarzPlay sólo para ver Outlander, y cuando terminó la serie anuló su membresía.
Queda por descubrir cómo zanjan finalmente las compañías de streaming este problema... y qué solución encuentran como la más viable.
