El martes supimos que Activision había despedido a Jason West y a Vince Zampella, presidente y director ejecutivo, respectivamente, de Infinity Ward, acusándoles de insubordinación. Al día siguiente, Activision anunció que creaba una división interna para ocuparse íntegramente de Call of Duty, y en el proceso Infinity Ward se alejaba de su propia creación, todo ello con el objetivo de explotar y diversificar la saga. Esto siguió ayer con una demanda presentada por los ejecutivos despedidos.
"A cambio, Activision esperaba legítimamente que ellos cumplieran con sus obligaciones, tal y como los otros ejecutivos de confianza de la compañía hacen. Aunque la compañía mostró una gran paciencia, cree firmemente que su decisión estuvo justificada en base a una serie de acciones y conductas" que, sin embargo, la compañía no ha desvelado, aunque ya han surgido rumores que apuntan a que West y Zampella tenían negociaciones abiertas con Electronic Arts.