Es un videojuego de freír en una sartén huevos, cigarros, balas, botellines de cerveza, cucarachas, peces y otros alimentos y objetos. Y está triunfando en Steam. Al leer esa premisa superficial o al ver el tráiler lo primero que uno piensa es que está ante otro de esos juegos que funcionan por una broma relativamente estúpida, un gimmick, probablemente elevado a la esfera de lo mainstream porque algún creador de contenido de éxito lo ha jugado. No es el caso.
Las reseñas generales de Arctic Eggs en la tienda de Valve son "extremadamente positivas". El 98 % de las 744 críticas vertidas por los jugadores son positivas. El título desarrollado y publicado el 18 de mayo por el pequeñísimo equipo independiente The Water Museum (que no tiene más juegos publicados en Steam, pero sí en itch.io, donde comprobamos que la idea surge de una game jam) esconde mucho más de lo que parece.
Una mecánica divertida y una distopía intrigante
Porque eso de freír huevos, cintas de lomo y cigarros es más que un chiste. Es una mecánica de juego estudiada. La sartén cambia su diámetro y su profundidad dependiendo de la dificultad elegida.
Y los ingredientes (o cosas, en un sentido muy amplio) a cocinar se comportan de manera diferente: algunos tardan más en cocinarse, otros requieren que se les de la vuelta, otros explotan pasado un tiempo o se consumen muy rápido, por lo que hay que maniobrar prestando atención a todo eso y a las físicas.
Pero la jugabilidad es la superficie, la manera de estar presentes en un universo de ciencia ficción surrealista, gracioso y distópico. Encarnamos a un cocinero atrapado, como otros tantos personajes, en una suerte de zona aislada de la Antártica. Allí hay más de una veintena de personajes a los que debemos alimentar para llegar a conocer a una curiosa deidad. Todo ello mientras exploramos este entorno gris de gráficos feístas que recuerdan a los primeros títulos de 128 bits, atendemos a conversaciones que van de lo ridículo a lo existencialista, y nos preguntamos cómo se puede cocinar un huevo en el Everest.
Es uno de esos juegos de los que es mejor no saber nada más. Lo podéis encontrar, como decíamos, en Steam y en itch.io por 9,75 €.