Castlevania, Ghosts & Goblins, Ninja Gaiden, Black Tiger, Contra, Blue Shadow, Getsu Fūma Den... En la época de los 8 bits, compañías japonesas como Konami, Capcom y Natsume enamoraron a muchos jugadores con plataformas de acción carismáticos que inspiraron a otros tantos títulos. Pero el que nos ocupa llega más de 30 años después del boom de aquellos juegos, y se ha hecho en nuestro país.
Lords of Exile, disponible desde el 14 de febrero en PC (hay demo en Steam), Switch, PS4 y Xbox One, es obra del veterano desarrollador cordobés Carlos Azuaga, quien lleva trabajando en el título, financiado en Kickstarter con más de 30.000 euros, desde principios de 2018. Su objetivo desde el principio fue crear un plataformas de acción de desarrollo lateral con mecánicas retro, un diseño de niveles lineal y una estética audiovisual de los 8 bits, utilizando para la composición emulaciones de los chips de Mega Drive y otras consolas.
El proyecto creció. Lo que comenzó como un experimento para probar las capacidades de renderizado de píxeles perfectos y de sombreadores del motor gráfico de código abierto Godot acabó convirtiéndose en un videojuego comercial que tuvo que cambiar al motor Game Maker Studio 2. Y se sumó más gente: aunque buena parte del trabajo recae en Squidbit Works, el estudio dirigido en solitario por Azuaga, ha colaborado en el pixel art Thomas Mc Closkey (su trabajo puede verse en Teenage Mutant Ninja Turtles: Shredder's Revenge y otros) y el equipo brasileño Mangangá Tea, especializado en hacer juegos actuales para Mega Drive.
Ocho fases coronadas con un gran jefe
Así, Lords of Exile lleva a los jugadores al Lejano Oriente, a las combatidas tierras de Exilia, plagadas de samuráis y monstruos. "Solo un guerrero sangriento maldito podrá traer la esperanza y acabar con la oscuridad de este cruel conflicto...", dice la sinopsis de un título en el que, como aquellos en los que se inspira, la historia es una excusa para ofrecer un juego pensado para dominarlo tras varias partidas.
Estructurado en ocho fases con un gran jefe final al final de cada una de ellas, no es un título particularmente largo: ya hay en YouTube partidas de jugadores habilidosos que lo completan en menos de hora y media. Pero eso requiere dominar un concepto jugable que mezcla los plataformas de acción de los 8 y los 16 bitis, con sistemas modernos de movimiento y controles actuales: hay armas cuerpo a cuerpo y arrojadizas, estocadas desde arriba, saltos, impulsos y poderes.
Varios personajes, poderes y modos
Esos poderes lo diferencian de sus referentes. Conforme se avanza en la partida se consiguen estas habilidades que diversifican las batallas y complejizan las secciones de saltos. Además, hay dos personajes, Lyria y Gabriel, cada uno con su propio estilo (el segundo permite avanzar más allá del jefe en la fase tras derrotarlo, entre otros cambios). Por si fuera poco, al terminar el juego con Gabriel se desbloquean para ambos protagonistas los modos speedrunner y boss rush, que podrán a prueba todavía más la habilidad de los jugadores.
Sin olvidar su apego a los 8 bits, Lords of Exile también destaca en lo artístico. Con esos límites autoimpuestos pone en pantalla personajes detallados con animaciones inspiradas en los juegos japoneses de aquella generación, pero muchísimo más detalladas. Los escenarios no son barrocos, pero sí inmersivos, y la banda sonora traerá recuerdos a cualquiera que jugara con una Mega Drive.
Lords of Exile está disponible en PC (Steam), Nintendo Switch, PS4 y Xbox One.