Capcom está en un estado de forma formidable y raro es el juego que lanza que no nos acaba conquistando. Tras maravillarnos con Resident Evil 4 Remake le llegó el turno a Street Fighter 6, el regreso de la saga de juegos de lucha más importante de la historia, un auténtico mito que tenía la difícil misión de ofrecernos una experiencia moderna y actual capaz de satisfacer tanto a los jugadores más casuales como a los más competitivos. Y vaya si lo hizo.
Street Fighter para todos
De entrada, esta nueva entrega tiene una base jugable tremendamente sólida que convierte cada combate en algo único, intenso y muy divertido gracias unas mecánicas perfectamente estudiadas que nos abren infinidad de posibilidades de acción para crear nuestra propia estrategia y adaptarnos a lo que sucede en cada momento.
De este modo, los pilares siguen siendo los de siempre: un juego de lucha uno contra uno con una jugabilidad basada en el uso de seis botones y con comandos para realizar las técnicas que implican cargas o cuartos de luna con el stick, lo que depende del luchador que hayamos escogido. Evidentemente, cada personaje es completamente único y las diferencias entre ellos son más notables que nunca tras los numerosos cambios y nuevos movimientos que se les han dado a los guerreros más veteranos, por no hablar de los estilos de combate tan particulares y originales de los que hacen gala las nuevas caras.
Entre sus novedades más destacables tenemos el Drive, un nuevo medidor de energía que nos permite poner en práctica varias maniobras distintas que son comunes para todos los personajes y que nos servirán tanto para defender como para atacar, pudiendo extender combos que de otro modo no sería posible o quitarnos al enemigo de encima cuando nos esté presionando para ganar algo de espacio, entre otras cosas. La gestión de este medidor es clave y saber usarlo con cabeza es fundamental para alzarnos con la victoria, ya que sin él estaremos completamente vendidos, aportando así un valioso y profundo factor táctico a las batallas.
Si bien esto puede sonar un poco intimidatorio para novatos, Capcom ha ideado un nuevo sistema de control Moderno que facilita y simplifica muchísimo la introducción de comandos, acercando el manejo de los luchadores a lo que cabría esperar de un juego de acción en vez de uno de lucha. Esto nos da una mayor fiabilidad a la hora de realizar combos y un tiempo de respuesta mayor, pero a cambio nos bloquea el uso de ciertos movimientos y reduce nuestro daño, haciéndonos más predecibles. Por supuesto, podemos seguir apostando por el esquema de control clásico de toda la vida, pero se trata de una novedad viable que hace que el título sea más accesible que nunca y a la que se le puede sacar mucho partido.
Pero el gran mérito de Street Fighter 6 no consiste solo en su sobresaliente jugabilidad, sino en ofrecer una experiencia de juego a la altura de 2023, ya que Capcom parece haber pensado en todo. La forma en la que crea comunidad y nos hace interactuar con otros jugadores en las salas online, la abrumadora cantidad de opciones que incluyen sus tutoriales y el modo entrenamiento, su impecable código de red rollback, sus numerosos modos tanto offline como online, indicadores de Wi-Fi para que podamos evitar a quienes estén conectados a internet sin cable, la posibilidad de acordar empates con el rival en el caso de que haya lag, repeticiones que nos permiten ver el frame data para estudiar bien nuestros duelos y aprender de ellos, torneos y mucho, muchísimo más. Casi cualquier cosa que la comunidad de juegos de lucha haya podido demandar alguna vez está aquí (e incluso las que nunca se nos habían ocurrido), lo que habla mucho y muy bien del mimo que Capcom ha puesto en esta producción y de lo mucho que han escuchado a los jugadores.
Sí, hay algunos pequeños detalles que todavía se pueden pulir algo más y la banda sonora no nos ha terminado de enamorar, pero hacía muchísimo tiempo que no disfrutábamos de un título del género tan divertido, completo, detallista, espectacular y bien ejecutado. Sin duda, el juego de lucha del año y uno de los grandes imprescindibles de un 2023 que no ha parado de darnos una alegría tras otra.