Durante el último Nintendo Direct se anunció que muchos juegos de la saga Final Fantasy llegarían a Nintendo Switch (así como a otras consolas), una noticia mucho más importante y con más relevancia de la que podría parecer a simple vista gracias a la larga historia que la saga ha tenido con las consolas Nintendo.
Los orígenes nintenderos de Final Fantasy
No en vano, la serie nació en Famicom y todas sus entregas se lanzaron en exclusiva en las plataformas de la Gran N hasta su sexto capítulo. Tras eso, dio el salto a los circuitos de PlayStation con Final Fantasy VII y desde entonces no hemos podido jugar a ninguna entrega numerada posterior en máquinas Nintendo. Sí, se han lanzado multitud de spin-offs e incluso remakes de los primeros juegos, pero desde la aventura de Cloud en adelante, la saga principal ha permanecido como una gran extraña y desconocida para Nintendo.
Probablemente, lo más destacable de todo esto es que el mencionado Final Fantasy VII, uno de los títulos que llegarán próximamente a Switch (al igual que Final Fantasy IX, X y XII), se concibió originalmente como un juego de Super Nintendo y posteriormente de Nintendo 64, por lo que se podría decir que estamos ante una rendición de cuentas pendientes de más de 20 años, ya que por fin vamos a tener la oportunidad de disfrutarlo en una consola de la compañía de Mario, tal y como estuvo planeado originalmente.
Si nunca supisteis de la peculiar historia tras el desarrollo de este capítulo, os animamos a que le echéis un vistazo al repaso que le dimos en nuestra columna de "Lo que pudo ser", donde además os detallamos todos los contenidos que fueron descartados en la versión final que nos llegó en 1997 cuando se lanzó por primera vez en la PlayStation original.
Saldando cuentas
Pero a modo de resumen, aquí nos queremos quedar con el hecho de que Squaresoft se puso manos a la obra con su desarrollo justo tras finalizar Final Fantasy VI. De haberse seguido el plan original, Final Fantasy VII hubiese sido un juego con un aspecto gráfico muy similar al de la querida sexta entrega, con personajes cabezones, sprites y enemigos bien detallados pero sin animaciones.
Sin embargo, la historia quiso que la compañía se dedicase en cuerpo y alma por aquel entonces (1994) a uno de los proyectos más ambiciosos e irrepetibles jamás realizados: Chrono Trigger, una aventura para la que unieron fuerzas con Enix y con Akira Toriyama, el creador de Dragon Ball.
Además de resultar en el que sea probablemente el mejor JRPG de todos los tiempos, su desarrollo provocó que la creación de Final Fantasy VII se tuviese que posponer hasta 1995. Con los avances técnicos realizados durante ese periodo de tiempo, el estudio consideró que sería buena idea darle un aspecto visual parecido al que tendría Super Mario RPG, es decir, creando los personajes con polígonos para luego convertirlos en sprites.
Sin embargo, el anuncio de Ultra 64, la consola que se acabaría convirtiendo en Nintendo 64, Squaresoft le dio una vuelta más al proyecto para hacer un JRPG de nueva generación con un aspecto completamente tridimensional, lo que nos lleva directamente hasta el apartado gráfico de esta entrega que todos conocemos.
Anunciado como uno de los grandes exclusivos de Nintendo 64, la compañía mostró una demo técnica en la que nos mostraban los personajes de Final Fantasy VI con un aspecto gráfico completamente tridimensional, lo que ayudó a elevar todavía más las expectativas.
Sin embargo, la decisión de Nintendo de seguir utilizando cartuchos cuando la competencia ya contaba con CDs de gran capacidad, hizo que Squaresoft decidiese cancelar el proyecto en la consola de 64 bits para llevarlo a PlayStation y así crear, sin limitaciones, el ambicioso juego que tenían en mente.
El resto, como se suele decir, es historia. Aquí cabe mencionar que esta "ruptura" derivó en unas malas relaciones entre Nintendo y Squaresoft que duraron muchísimos años, aunque, por suerte para todos, esto es ya cosa del pasado.
Así que, tal y como veis, Final Fantasy VII tenía una larga cuenta pendiente con los fans de Nintendo de más de 20 años que por fin se va a saldar.