Los 23 de 2023: ¿Por qué The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom es uno de los mejores juegos del año?
El lanzamiento de cada nueva entrega de The Legend of Zelda suele ser todo un acontecimiento en la industria del videojuego. No en vano, hablamos de una serie que muy rara vez ha bajado de la excelencia, que ha revolucionado este hobby en varias ocasiones, que ha marcado el camino a seguir para muchos desarrolladores y sin la cual sería imposible entender por qué los juegos actuales son como son en la actualidad. Y esto es algo que lleva haciendo de forma regular desde hace más de 35 años.
En 2017, Nintendo volvió a hacer historia con The Legend of Zelda: Breath of the Wild, una de las aventuras más sorprendentes, espectaculares y abrumadoras que se han hecho nunca. Un título gigantesco que cambió para siempre nuestra forma de entender los mundos abiertos, de jugar e interactuar con nuestro entorno y de afrontar retos, dándonos una libertad sin precedentes para decidir el rumbo de nuestro viaje y encontrar nuestra propia forma de superar los obstáculos y puzles que nos planteaba.
Superando lo insuperable
Con este precedente, parecía difícil que su esperadísima secuela pudiese siquiera igualarlo, pero Tears of the Kingdom no solo sobrepasó a Breath of the Wild y lo mejoró en todos los sentidos posibles e imaginables, sino que que hizo que, en comparación, la obra maestra de 2017 que muchos catalogaron como uno de los mejores juegos de la historia, pareciera una simple demo o beta.
La premisa es muy parecida a la de su predecesor, ofreciéndonos una enorme aventura de mundo abierto ambientada en Hyrule que nos daba completa y total libertad para explorar este mundo de fantasía como quisiéramos. ¿Nuestro objetivo final? Hacernos más fuertes para derrotar a Ganondorf y salvar el reino de la inminente destrucción que lo atenaza.
Para lograr esto, debíamos buscar santuarios repletos de pruebas que superar, resolver infinidad de rompecabezas, ayudar a los diferentes pueblos y tribus de Hyrule, adentrarnos en peligrosos templos y, en general, vivir una gran aventura en la que somos los grandes protagonistas y los timoneles de nuestro destino.
Eso sí, las habilidades del primer juego fueron sustituidas por otras completamente nuevas que nos abrieron una cantidad de posibilidades que todavía nos resulta difícil de creer, cambiando por completo nuestra forma de interactuar con el mundo, de jugar e incluso de pensar. Técnicas como la Ultramano nos permitían mover objetos, trastear con las físicas y hasta pegarlos a otros para improvisar estructuras, artilugios y vehículos, con Combinación podíamos fusionar armas y escudos a todo tipo de ítems para crear nuevos efectos que nos servían tanto para combatir como para explorar y resolver puzles, con Infiltración podíamos colarnos por cualquier techo para ascender hasta su superficie y con Retroceso podíamos hacer que cualquier objeto retrocediera en el tiempo.
Cada una de estas habilidades por sí solas nos permiten hacer una ingente cantidad de locuras y ser muy creativos, pero es en la combinación de ellas y las sinergias que se producen entre unas y otras donde el título nos termina de dejar con la boca completamente abierta para hacernos creer que el único límite del juego lo pone nuestra imaginación. Si algo se nos ocurre, por imposible que nos parezca en un videojuego, lo más probable es que lo podamos llevar a cabo y que tenga los efectos que imaginamos.
Esto, sumado a un diseño de niveles maravilloso que siempre tiene algo nuevo que ofrecer a cada paso que damos, a un sistema de físicas sin igual, a la existencia de tres mapas interconectados que cambian nuestra forma de movernos por el mundo y llegar a los sitios, a la enorme cantidad de momentazos y situaciones únicas de las que hace gala, a una recta final extremadamente épica y espectacular que pone los pelos de punta, a sus ingeniosísimos rompecabezas, a su infinidad de secretos, a un nivel de pulido inaudito en lo técnico que impide que suframos ni un solo bug a menos que sepamos qué es lo que tenemos que hacer para "romper" el juego y a otras muchísimas virtudes que nos llevaría numerosos párrafos enumerar, dan como resultado una aventura prácticamente perfecta que nadie debería perderse y que probablemente seguirá sorprendiéndonos en los años venideros. Sin duda, una obra maestra imprescindible.
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Más sobre The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom
The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom es el nuevo videojuego para Nintendo Switch de la saga de juegos de The Legend of Zelda, secuela directa de Breath of the Wild. Protagonizada por Link, y con una jugabilidad basada en la acción y el rol en mundo abierto, esta aventura nos devuelve a Hyrule con una búsqueda de la Princesa Zelda que cuenta con mecánicas de fusión de objetos y armas más avanzadas, nuevas zonas por explorar en los cielos y mucho más.