Crítica de Super Mario Bros. La Película, ¿merece la pena?
Casi todas las críticas sobre adaptaciones de videojuegos al cine o a la pequeña pantalla comienzan hablando de lo erráticos que suelen ser esos productos. Aquí, aunque en parte ya lo hayamos hecho, no vamos a empezar así. Ejemplos recientes, como las cintas de Sonic y la serie de The Last of Us, han demostrado que ya no hay que estar temerosos cuando una saga del entretenimiento interactivo da el salto a esos medios.
Super Mario Bros. La Película, la que se estrena en los cines de España este 5 de abril, llega en una época y en un contexto muy distinto a Super Mario Bros., la que se estrenó en 1993. Y el resultado es totalmente opuesto. Con la implicación como productor de Shigeru Miyamoto y un amplio equipo de Nintendo, era previsible que fuera una cinta respetuosa con Super Mario, el videojuego y el personaje, con las otras caras del Reino Champiñón, y con el legado de la compañía japonesa. Y así es.
La cinta de hace 20 años que Nintendo, los implicados en la misma y buena parte de los fans quieren olvidar era algo que poco o nada tenía que ver con el tono de Super Mario y con sus valores.
Era un sinsentido en imagen real que, evidentemente, conseguía sorprender, aunque probablemente no de la manera que querían sus productores. El filme que llega ahora es, por el contrario, bastante previsible, pero es una película de animación fantástica, ligera y muy, muy divertida.
Fontaneros de Brooklyn atrapados en el Reino Champiñón
La trama arranca presentándonos a Mario y a Luigi, dos tipos sin demasiado éxito en la vida que han dejado su trabajo estable para perseguir su sueño: convertirse en los mejores fontaneros de Brooklyn, una decisión que no ven con buenos ojos ni su familia ni sus primeros clientes. En un intento del hermano de la gorra roja por conseguir la reputación que permita al negocio levantar el vuelo, las cosas no tardan en salir mal y los bigotudos dejan de ser inseparables.
El larguirucho acaba en el siniestro Reino de las Sombras, donde el gran villano de la historia, Bowser, se prepara para dominar el mundo. Mientras tanto, el más rechoncho aterriza en el colorido Reino Champiñón, donde conoce a Peach, una princesa de armas tomar que, tras poner a prueba a Mario, deja que este le acompañe en su aventura para reunir un ejército capaz de plantar cara al jefe de los Koopa a cambio de ayuda para encontrar a su hermano Luigi.
Es cierto que el argumento es muy previsible (aunque menos de lo que parece que va a ser en un primer momento), que hay personajes y momentos con justificaciones de videojuego (pero si hay que permitirle esto a alguna película, es a esta), y que los sucesos que cuenta y los valores que trata de transmitir ya los conocemos de sobra. Pero esa historia de poco más de hora y media de duración tiene un ritmo tremendo; constantemente está pasando de una gran escena a la siguiente, y tiene de todo: acción, misterio, humor (aunque no todos los chistes cuajan) y hasta pizcas de drama.
Ritmo tremendo, personajes increíbles
Lo que hace increíble a Super Mario Bros. La Película, por tanto, es cómo se desarrollan esos acontecimientos. Es el peso, la calidad y el espectáculo de un buen puñado de secuencias que se quedarán en nuestro recuerdo, y de las que no queremos decir ni mú por si acaso habéis tomado la buena decisión de no ver los tráileres. Quizá sí le falta pegada y sorpresa a un final que se ve venir, pero que tampoco es insatisfactorio.
Un final, por cierto, de esta película. Dudamos mucho de que Nintendo y el estudio Illumination (Los Minions, ¡Canta!) dejen aquí sus aventuras en el Reino Champiñón. No lo decimos solo por el arduo trabajo y los seis años que ha llevado materializar este proyecto, sino porque para muchos, sobre todo para esos chavales que no hayan jugado a Super Mario, a partir de ahora Peach será la Peach de Ana Taylor-Joy, con agencia y un protagonismo casi compartido con el fontanero; será difícil pensar en Toad sin que se venga a la cabeza la interpretación de Keegan-Michael Key; y Jack Black es tan Bowser como Bowser es Jack Black, quien por supuesto tiene su desternillante número musical en la cinta.
Si hay algo tan importante en esta película como sus personajes son las referencias, que aquí van más allá del guiño. Es una cinta que se podría articular en niveles, en momentos de los plataformas de Super Mario, de spin-offs de la saga (mucho más allá de Mario Kart) y de la propia historia de Nintendo. Sí, hay cientos de detalles, de elementos en pantalla que señalar con el dedo para demostrar tu conocimiento sobre la compañía japonesa, pero la constante referencialidad no se interpone, como suele pasar, en el camino de contar una historia buena y divertida. La referencialidad, o mejor dicho, el legado de una compañía que ha transformado la cultura contemporánea se utiliza para narrar.
Un nuevo escalón en el cine de animación
Otra cosa por la que destacará durante mucho tiempo, o al menos hasta que Pixar recupere el estado de forma que tenía hace unos años, es por lo técnico. El equipo de Illumination no solo sabe dónde cortar la escena y a cuál pasar a continuación, dónde colocar la cámara y a qué personaje enfocar en las habituales secuencias multitudinarias, sino que también ha puesto en pantalla la película de animación 3D más espectacular que recordamos.
La textura de cada superficie y fotograma, la calidad de los efectos, la complejidad de las animaciones, la expresividad de los personajes… Hay momentos de no creérselo. Es una pasada, al igual que la música: los temas de Koji Kondo pasan por unas recomposiciones orquestales épicas que encajan como un guante con el tono de una película donde tampoco falta la música muy reconocible para los padres, los tíos y los abuelos que acompañen a sus chavales al cine.
Conclusión
Super Mario Bros. La Película es una genial película de animación para toda la familia, divertidísima, espectacular y con un ritmo casi frenético, pero muy bien medido. Es una obra que nos vuelve a presentar a personajes que conocemos desde hace décadas, reconocibles, pero con una personalidad que los hace inseparables de sus actores. Es una cinta que nos ha tenido sonriendo en el cine durante 93 minutos. Es, también, una producción que desborda cariño por Super Mario y por lo que ha significado, que nos hará acordarnos de momentos que hemos pasado con el fontanero, en solitario o acompañados, con amigos o con familia, hace dos semanas o hace 10 años. Es una película que nos recuerda que este personaje inmortal nos ha alegrado toda nuestra vida, y que lo hará durante muchísimo tiempo más.
Hemos escrito esta crítica tras asistir a un preestreno invitados por Universal Pictures International Spain.
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