Durante estos días me encuentro envuelto en una nueva búsqueda de trabajo aquí en Japón, más concretamente de Arubaito, trabajo temporal por horas, principalmente dedicados a la hostelería. Para los seguidores habituales de la columna, lo recordaréis de las anteriores entradas.
Bueno, el caso es que mientras que he estado buscando trabajo, me han ocurrido algunas cosas de esas que hacen que dejes de lado la inmutabilidad japonesa y te den ganas de gritar cuatro cosas a alguien. El hecho es que, tras mi primera corta ráfaga de currículum, me he encontrado de una manera excesivamente chocante con el chovinismo japonés. Para poneros el primer ejemplo, en Japón normalmente siempre se ponen en contacto contigo incluso para decirte que has sido descartado, lo que es todo un detalle. Pues bien, hace unos días recibí una llamada de una cadena de cafeterías a los que había presentado mi aplicación. Tras apenas 20 segundos de llamada me preguntaron: "¿Y tu visado hasta cuando dura?" "Pues, el actual hasta diciembre de 2013" "¡Ah! Pues que pena por que buscábamos a gente que tuviese disponibilidad para trabajar al menos un año y medio". Mira, no me lo creo. El arubaito es un trabajo con una movilidad tremenda, donde la gente lo coge y lo deja con toda tranquilidad y se contratan a nuevos empleados cada día. ¿Y me dices que buscas estudiantes que estén dispuestos a trabajar al menos un año y medio? Sinceramente me parece una excusa barata para no contratar extranjeros. En el caso de que hubiesen visto mi currículum o hablando por teléfono hubiese dado signos de no tener "ni papa" de japonés, entonces podría entender la excusa, pero en mi caso no se dieron ninguno de los casos.
Por otro lado, si te pasas por las páginas en "inglés" de trabajo en Japón, lo que encontrarás serán muchas ofertas para ingenieros informáticos o programadores, cientos de ofertas de profesores nativos de inglés y para chicas que quieran trabajar en host club. Así que para los que ya podemos hablar japonés de forma aceptable nos toca acercarnos a los páginas de arubaito en japonés donde parece que los extranjeros no somos muy habituales. Por las cuatro o cinco que he pasado, cuando introduces los datos para participar en la selección (apenas el nombre, edad y unos pocos datos más), está la típica pestañita desplegable para seleccionar tu categoría: estudiante de bachiller, estudiante de universidad, estudiante de doctorado, estudiante de master, etc... pero en ninguna página está la opción de estudiante extranjero. Este sentimiento de que a pesar de poder comunicarte en japonés, nunca serás lo suficiente bueno para ellos es algo que me trae un poco de cabeza, y lamentablemente este comportamiento también se extiende a otros compatriotas.
En ciertas ocasiones coincides con otros españoles. Por ejemplo, en mi dojo de Kendo hay otro español que fue el que me inició en ese deporte. En la embajada te cruzas con alguno. Y en otras situaciones, pues también por una razón u otra acabas conociendo a más españoles. Sin embargo, dentro de estos españoles, especialmente entre algunos de los que llevan unos pocos de años aquí, se les ha pegado este sentimiento reacio hacia el extranjero. Sólo hablan japonés, sólo tienen amigos japoneses y no tienen ninguna intención de hablar español o inglés con nadie. A estas personas les he diagnosticado el síndrome de Japón. Me parece correcto que no quieras tener mucha relación con extranjeros para mejorar tu idioma. Me parece perfecto que prefieras la compañía de nipones para que puedan enseñarte el verdadero Japón. Sin embargo, una cosa es eso y otra es la falta completa de respeto hacia otra gente y especialmente de tu propio país, puede que de tu misma ciudad o incluso de tu barrio. Apenas te dirigen un par de palabras y de mala gana. Estoy seguro de que muchos de los españoles que viven por aquí se habrán encontrado algún caso de este tipo.
En fin, Japón fue durante la era Edo prácticamente un país aislado del mundo. Si a eso le añadimos que el país es un conjunto de islas en sí y que no tienen un pasado caracterizado por la influencia extranjera hace que incluso hoy en día puedas sentir en cierta medida ese comportamiento reacio al foráneo en algunas ocasiones. Además este comportamiento parece calar hondo también en aquellas personas tan profundamente enamoradas de Japón que son incapaces de ver las cosas malas que también tiene el país, defiendo a capa y espada todo los comportamientos y opiniones generalizadas del país. Espero que no se me malinterprete. Me encanta Japón, por eso estoy aquí intentando sacar adelante mi vida, pero el comportamiento de defensa a capa y espada del país nipón con la razón cegada por el fanatismo tampoco me parece un camino a seguir.