CD Projekt RED nos sorprendió a todos la semana pasada con el inesperado lanzamiento de Gwent: Rogue Mage, una expansión independiente para su adictivo juego de cartas que llega con la intención de ofrecernos una gran experiencia para un jugador. Si bien por esta descripción podríais pensar que se trata de algo similar a lo que pudimos disfrutar en Thronebreaker, lo cierto es que su propuesta es completamente distinta, ya que estamos ante una aventura roguelike de construcción de mazos al más puro estilo Slay the Spire. Sin embargo, todavía tiene mucho trabajo por delante si quiere codearse con los principales referentes del género.
El origen de los brujos
Esta vez su historia nos lleva de vuelta al mundo de The Witcher, aunque cientos de años antes de que la saga de Geralt de Rivia tuviese lugar, a un periodo en el que los monstruos estaban arrasando el Continente y la humanidad buscaba la forma de hacerles frente. Por suerte, a dos magos, Alzur y Lily, se les ocurrió la idea de usar los mutágenos de los monstruos para crear lo que posteriormente acabaríamos conociendo como brujos. Como podréis suponer, nuestro objetivo no será otro que el de encarnar a estos hechiceros y ayudarles a hacerse con los recursos que necesitan para sus experimentos.
Algo que tenemos que dejar muy claro desde ya es que el componente narrativo es anecdótico y se resume en tan solo unos pocos vídeos, así que si venís aquí buscando una elaborada historia en la que sumergiros os vais a llevar una gran decepción, pues el guion solo sirve para ponernos en contexto y poco más.
Una aventura de naipes muy familiar
De este modo, lo que realmente importa aquí es la aventura como tal, donde deberemos avanzar por un mapa superando batallas, completando eventos, añadiendo nuevos naipes a nuestra baraja y mejorando nuestras cartas. Por supuesto, caer derrotados supondrá el fin de la partida, obligándonos a empezar desde el principio.
La estructura no tiene misterio ninguno, presentándonos un mapa general con varias rutas que se van ramificando y nos van llevando, sin opción de volver atrás, a distintas casillas, las cuales pueden ser de distinto tipo, algo que siempre sabremos de antemano para que podamos planificar el camino que queremos seguir. Así pues, los cofres del tesoro suelen contener cartas muy útiles, las batallas pueden ser contra enemigos normales o de élite, los eventos nos proponen que tomemos algunas decisiones que pueden tener tantos efectos positivos como negativos y los lugares de poder nos dan la opción de mejorar nuestra baraja o recuperar energía. Como podréis suponer, deberemos administrar nuestros recursos con cuidado para llegar lo más preparados que podamos al jefe que nos espera al final del camino, a quien tendremos que derrotar para completar con éxito una partida.
Evidentemente, los duelos de Gwent son la base de todos los combates del juego y estos siguen unas reglas muy similares a las que todos conocemos: un tablero dividido en dos mitades, dos filas (cuerpo a cuerpo y a distancia) en las que cada jugador puede colocar sus cartas en su lado de la mesa y una sucesión de turnos que solo nos permite bajar una tarjeta cada vez. Al final, gana quien sume más puntos entre todas sus cartas cuando ambos jugadores hayan agotado su mano por completo. Por supuesto, los naipes tienen infinidad de efectos distintos, habilidades pasivas y activas y sinergias que tendremos que aprender a explotar para hacernos con la victoria, por lo que un buen combo en el momento oportuno puede darle la vuelta por completo a una partida que ya parecía decidida.
Sin embargo, hay cambios importantes que merece la pena destacar, como el hecho de que todo se resuelva en una única ronda, algo que no nos ha terminado de convencer, ya que le resta una parte muy importante del componente táctico que tanto nos enamoró de Gwent, pues no tendremos que calcular el momento ideal para pasar y acumular fuerzas ni nos da la opción de recuperarnos tras una mala mano, algo que puede resultar especialmente frustrante en un roguelike al hacer frente a sus jefes y enemigos de élite, quienes siempre juegan la última carta para destrozarnos sin que tengamos la posibilidad de replicar.
Adicionalmente, se ha añadido una nueva mecánica que nos permite ejecutar utilísimos conjuros durante nuestros turnos a cambio de cierta cantidad de energía. Este recurso acaba siendo tan importante que gran parte de nuestra estrategia la basaremos en intentar llegar a los combates más duros con todo el maná que podamos para freír a nuestros enemigos a base de hechizos y desbaratar así sus tácticas.
Como veis, Gwent: Rogue Mage dista de ser perfecto, especialmente si a los errores mencionados le sumamos otros como que no todos los mazos iniciales están igual de bien equilibrados, lo poco que varían a lo largo de las partidas (conseguiremos muy pocos naipes adicionales antes de derrotar al jefe, por lo que la sensación de estar jugando siempre la misma baraja con ligeras variaciones siempre está presente) o lo poco inspirados que están muchos eventos en su planteamiento.
A pesar de todo, también tiene sus cosas positivas, como la estupenda presentación de la que hace gala, así como de su excelente dirección de arte, lo que se traduce en unas cartas bellamente ilustradas, tableros muy cuidados y un mapa realmente bonito. Además, la dinámica de juego de Gwent sigue siendo muy divertida, hay muchos contenidos para desbloquear partida tras partida (incluso cuando fracasamos), la banda sonora es maravillosa y hay una gran variedad de rivales con sus propias mecánicas y mazos que ayudan a darle algo de variedad y frescura a cada una de nuestras intentonas.
Quizá no sea el mejor roguelike de construcción de mazos que os vais a encontrar y, ciertamente, hay mejores opciones en el mercado, pero si te gusta el Gwent y el fascinante universo de fantasía creado por Andrzej Sapkowski, aquí encontrarás varias horas de entretenimiento a un precio más que atractivo.
Hemos escrito este artículo gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Ziran para PC.
