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XBOne, PC:
X360:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Moon Studios
Producción: Microsoft Studios
Distribución: Xbox Live
Precio: 19,99 €
Jugadores: 1
Formato: Descarga
Textos: Español
Voces: No
Online: No
ANÁLISIS

Impresiones E3 Ori and the Blind Forest

La apuesta indie de Moon Studios y Microsoft nos quiere seducir con un interesante plataformas de gran diseño artístico y un control exquisito.
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
Versiones Xbox One, PC. También disponible en Ordenador.

No es casualidad que Microsoft le haya dedicado un espacio importante a este juego en su conferencia. Tanto el interesantísimo Inside de la gente de Limbo como este Ori and the Blind Forest nos han transmitido ese "algo" que pocos juegos consiguen. Pero por suerte no solo tenemos que conformarnos con repasar sus trailers una y otra vez, ya que al menos hemos tenido la oportunidad de probar este último, y aunque la demo solo ofrecía un mínimo de lo que será el juego final, nos ha convencido hasta el punto de que lo compraremos con los ojos cerrados.

En el tráiler ya se avisa sobre su diseño artístico. Parece una mezcla entre el reciente Child of Light y Dust: An Elysian Tail, dibujado a mano y lleno de pequeños detalles animados a la perfección, dignos de cualquier trabajo de un gran estudio de animación.

Además parece que existirá una gran carga emocional en la historia, ya que al menos en el vídeo de presentación se muestra una relación maternal entre una criatura de gran tamaño con rostro blanco y el protagonista, una especie de ser de luz con forma de animal pequeño. Desgraciadamente no pudimos ver en la demo nada sobre el posible argumento, e intuimos que jugamos a una parte muy temprana, prácticamente el inicio.

Nada más empezar tomamos el control de Ori, y curiosamente tuvimos que desplazarnos hacia la izquierda, al contrario que en la mayoría de plataformas de desarrollo horizontal, lo que hizo que esbozáramos una sonrisa de complicidad con los desarrolladores, que admiten haberse inspirado en los mejores juegos de Nintendo, como Super Metroid. Enseguida pudimos comprobar que el control es impecable, de una precisión absoluta, gracias a las geniales animaciones y al diseño medido al milímetro de los escenarios.

Conforme esquivamos los primeros obstáculos, tales como plantas con espinas y algún que otro barranco, llegamos a lo que parecía un primer objetivo: conseguir una esfera que nos iba a proporcionar el poder de atacar. Pero no lo haríamos nosotros mismos, sino la propia esfera, que nos acompaña a cierta distancia y arremete a golpes contra los enemigos sin que necesitemos contacto directo con ellos. A partir de ahí activamos el mapa, que nos mostraba precisamente esa inspiración en los Metroidvania, llenando el escenario de caminos que debíamos revisitar en algún momento para poder abrir la típica puerta que se resiste.

Tanto moverse como saltar y atacar son tareas que en Ori no pueden ser más precisas e intuitivas. Incluso los enemigos tienen una barra de energía para que en todo momento sepamos el valor de nuestras acciones. Pero también tuvimos la oportunidad de descubrir algunos rompecabezas basados en arrastrar piedras para poder acceder a sitios elevados, o el curioso sistema de checkpoints. En la parte de abajo de la pantalla tenemos un medidor de salud, el de nivel con una rueda de puntos de experiencia y unas esferas azules. Estas últimas nos permiten dejar una marca en el suelo que sirve como punto de reaparición. Ori no es un juego especialmente fácil, y como morir se paga caro, tendremos que decidir con cabeza el lugar donde usar estas orbes.

También contamos con un árbol de habilidades en el que canjear nuestra experiencia, aunque por lo pronto solo tuvimos opciones muy básicas, como aumentar el poder del ataque o añadir un punto más de vida. Y aunque en el tráiler se enseñaron habilidades como poder planear con un pequeño paracaídas, en esta demo solo nos dio tiempo a aprender un doble salto que también nos permitía escalar y arrastrarnos por las paredes, para poder superar secciones de impulso y rebote como en Super Meat Boy.

Hay una gran variedad de enemigos, algunos tan duros que no nos quedó más remedio que mantener las distancias, y trampas de todo tipo, tanto estáticas como móviles. Estamos acostumbrados a jugar a plataformas desde hace más de 25 años, y aun así Ori and the Blind Forest nos ha puesto las cosas difíciles, pero lo mejor de todo es que siempre que hemos muerto ha sido por medir mal un salto o abalanzarnos sobre un enemigo desconocido sin pensar en las consecuencias. Nada de fallos de diseño ni irregularidades en el control.

La demo acababa tras atravesar una puerta que requería que recogiéramos 5 trozos de piedra repartidos por el escenario. El recorrido total duró unos 15 minutos, y en ningún momento nos sentimos desorientados. De hecho, al acabarla y ante la atenta mirada de uno de sus desarrolladores, lo único que se nos ocurrió es felicitarlo y comentarle que nos había recordado a la mejor Nintendo de los 90. También usamos como referencia el no muy conocido N+ (secuela para portátiles de un juego flash), por la física en los saltos y el control impecable, y charlamos sobre el exhaustivo control de calidad que ha necesitado a lo largo de los 4 años que lleva el proyecto en marcha.

En definitiva, nos hemos quedado con ganas de más. Ori and the Blind Forest se coloca en primera línea como candidato a uno de los mejores juegos indies del año. Alguno de sus desarrolladores ha trabajado haciendo cinemáticas para Blizzard, por lo que con un bagaje de ese calibre nos aseguramos un apartado técnico imponente, y si encima en Moon Studios se declaran entusiastas de los videojuegos y especialmente de la época dorada de Nintendo, solo nos queda clavar una mirada fija en el calendario hasta que en algún momento de lo que queda de año se anuncie una fecha definitiva para Xbox One y PC.