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Género/s: Acción / Hack and Slash
Fecha de lanzamiento:
PSVITA:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Square Enix
Producción: Square Enix
Distribución: Koch Media
Precio: 39,95 €
Jugadores: 1-4
Formato: Tarjeta
Textos: Español
Voces: Inglés
Online: No
ANÁLISIS

Impresiones Army Corps of Hell

Tomamos el control del rey del infierno y sus pequeños secuaces.
Versión PSVITA.

Army Corps of Hell ha sido otro de los títulos de lanzamiento de PS Vita y el único junto a Lord of Apocalypse en el que se podía ver el logo de Square Enix. A pesar de ello, la compañía japonesa no ha realizado las labores de desarrollo del título, sino sólo de su distribución en Japón, mientras que la compañía encargada de la creación del juego son los chicos de Entersphere Co., estudios creados por Motoi Okamoto. Okamoto, que trabajó durante años para Nintendo, en 2008 creó su propio estudio junto con otros miembros de la compañía con sede en Kioto.

El japonés, al igual que otros de los miembros de Entersphere, trabajaron durante su estancia en Nintendo en Pikmin 2, un título que guarda una relación directa con Army Corps of Hell. Digamos que este título de PSVita toma la mecánica general de Pikmin para adecuarla a las nuevas atmósferas presentadas, al mismo tiempo que importa otros elementos propios de juegos de acción y RPG.

El resultado es un producto a medio camino entre la estrategia de Pikmin y la acción más pura, sin llegar a destacar en ninguno de los géneros pero con una identidad muy pronunciada.

La revolución goblin

La historia de Army Corps of Hell nos pone en la piel del mismísimo rey del infierno. Ser el máximo mandatario de un lugar donde una gran cantidad de demonios malvados intentan arrebatarte tu puesto no es fácil, tanto que puedes ser derrocado en cualquier momento. Esta es la situación en la que se encuentra nuestro héroe, o más bien nuestro antihéroe. Desterrado de su trono en el infierno es arrojado a lo más profundo del averno, condenado al olvido eterno, o eso es lo que pensaban sus enemigos.

En lo más profundo del abismo del infierno, nuestro desplazado rey se encuentra con una raza de débiles, pero numerosos goblins, y utilizando sus mágicos poderes consigue controlar la mente de estas criaturas para formar un particular ejército encargado de restablecer la gloria de su maestro. No será una tarea fácil puesto que criaturas de tamaños descomunales se pondrán en nuestro camino, pero contamos con un grupo de hambrientos e incontables goblins, los cuales no tienen ni voluntad ni inteligencia, convirtiéndose así en las tropas perfectas para cualquier demonio hambriento de venganza.

Así pues, a lo largo de las diferentes fases aunque manejamos a este rey sin nombre y nuestras acciones se basarán en órdenes para que las pequeñas criaturas mentalmente dominadas hagan el trabajo por nosotros. Allá donde nos movamos tendremos alrededor un arcoíris de criaturas rodeándonos, una mecánica de movimiento similar a Pikmin, el mencionado título de Nintendo.

Pikmin demoníacos

Lo primero a indicar en cuanto al apartado jugable es el hecho de que el título apenas utiliza (o sus usos son casi invisibles) las nuevas posibilidades jugables de la consola. Sólo un pequeño control con el panel trasero táctil, el cual deberemos tocar de acuerdo a un ritmo específico para conseguir ciertas bonificaciones, es el único uso fehaciente de las nuevas mecánicas jugables. Aparte de este hecho, el control es completamente tradicional, primera señal que nos hace indicar que el título tal vez se tratase en un principio de algo dedicado a PSP que decidió destinarse a PS Vita en algún momento de su desarrollo.

Como decíamos el estilo de juego es muy parecido a Pikmin. Controlamos al rey del infierno y alrededor nuestra encontraremos hasta 100 goblins dispuestos a darlo todo por su amo. Dentro de estos goblins tenemos tres tipos diferentes: Los marrones, guerreros polivalentes, algo lentos a la hora de causar daño y con un ángulo de ataque medio que van armados con espadas y escudos. Los goblins verdes, lanceros, una unidad que puede hacer daño de forma más rápida pero con un ángulo de ataque muy reducido. Por último los goblins azules, hechiceros que aunque poseen el ángulo de ataque más amplio, aunque sus hechizos tienen un tiempo de preparación.

Mientras nos movemos con el analógico izquierdo, con el analógico derecho moveremos la cámara y el punto de mira. Este punto de mira en forma de ángulo tomará diferentes formas de acuerdo a los goblins seleccionados y para cambiar la selección entre unos y otros pulsaremos los botones cuadrado, triángulo y círculo. Por su parte los botones superiores nos servirán para reunir a todos los goblins alrededor del rey en modo de defensa (botón L) o bien disparar goblins (botón R). Cada uno de los goblins tendrá un ataque determinado y una vez hayan efectuado su ataque volverán de nuevo junto a nosotros.

Así pues la mecánica se basa en correr de un lado a otro esquivando ataques, cambiando el control de unos goblins por otros mediante los botones del frontal y manteniendo en muchas ocasiones el botón R pulsado mientras vemos como los goblins empiezan a saltar como locos a acuchillar al enemigo.

Muchos goblins caerán y morirán en nuestras batallas, aunque en la gran mayoría de las ocasiones pueden ser resucitados simplemente pasando por encima de sus cadáveres. Si no lo hacemos en un tiempo determinado morirán definitivamente, pero a medida que avancemos por las fases podremos usar una serie de joyas que recogeremos de los enemigos caídos para reemplazar a los goblins perdidos anteriormente en una especie de casetas.

Como decíamos, basta ver unos segundos del gameplay para traernos a la memoria la jugabilidad de Pikmin, sin embargo en el camino se ha quedado el gran componente estratégico de éste. En Army Corps of Hell prácticamente todo es acción sin tregua, el uso de unos u otros goblins en muchas ocasiones no depende de qué es más recomendable, sino de lo que tenemos a mano o lo que sea más cómodo en ese momento. Este hecho colabora aún más en una jugabildad en la que apenas todo se basa en moverse y disparar, trayendo incluso a la memoria una jugabilidad algo más propia de juegos más clásicos (ahora denominados retro). Este resultado tiene doble filo, por una parte los jugadores amantes de este tipo de jugabilidad verán con muy buenos ojos el título publicado por Square Enix, mientras que otros jugadores que esperen algo más de variedad en el gameplay del título se pueden ver algo frustrados ante una jugabilidad algo repetitiva tras unas horas de juego.

Quizás para aportarle esa pizca más de variedad, se ha añadido también el componente de personalización y creación de objetos. A medida que eliminemos a los diferentes enemigos podremos mandar a los goblins a devorar su cadáver, labor que realizarán gustosos y de la que traerán un pequeño objeto. Algo así como el despellejar las criaturas en Monster Hunter. Estos objetos nos permitirán crear nuevas armas y armaduras para nuestros goblins o para el destronado rey, consiguiendo así un ejército más poderoso, aunque no producirá cambios efectivos en la jugabilidad.

Heavy Metal y sangre a borbotones

En lo que se refiere al apartado gráfico el juego no destaca en ningún apartado e incluso algunos de los juegos de PSP podrían considerarse visualmente más atractivos que Army Corps of Hell. Los diseños de los goblins o el rey del infierno no son nada del otro mundo, al igual que la buena cantidad de enemigos. Los escenarios divididos en pequeñas sub áreas (como Monster Hunter o Lord of Arcana pero sin tiempos de carga entre ellos), carecen de cualquier tipo de detalle y normalmente se muestran como un zona cuadrada similar a la anterior y a la anterior. Quizás en el sistema anterior se podría abogar a la falta de potencia del soporte o a la necesidad de mover una carga de gráficos excesiva, etcétera, pero viendo algunos de los títulos del catálogo de salida de PS Vita estas excusas no son válidas. Este hecho hace que volvamos a oler un posible cambio de plataforma de destino en mitad del desarrollo. El mapeado dividió en sub áreas y el poco provecho de la potencia de la consola vuelven a poner en evidencia esta posibilidad.

Por su parte el apartado sonoro es quizás el que más destaque de todo el título. Una buena cantidad de pistas del más puro Death Metal a cargo de la banda japonesa United, mezcladas con los sonidos guturales de los goblins y la generosa cantidad de sangre le proporcionan una atmósfera única al título de Entersphere. Algunas de las canciones incluso rozando el estilo más Epic Metal de Blind Guardian le dan al juego una seña de identidad difícilmente olvidable. Además, las escenas que nos narran la historia vienen presentadas como escenas de cómic sin un doblaje específico, sino más bien como un lenguaje infernal con subtítulos para nosotros. En estas escenas se mezcla el más puro sentimiento demoníaco con buenas dosis de humor, apoyando aún más la fuerte identidad del título. Por su parte los pequeños goblins, efectúan sonidos que combinan la violencia y maldad del infierno con otros gritos agudos que les otorgan cierta ternura, provocando así una mezcla de sentimientos de lo más curioso.

Restringido pero con potencial

Lo cierto es que Army Corps of Hell es un título que podría haberse publicado sin problemas en PSP, y en ese sentido queda claro que no se han exprimido las capacidades de PS Vita. Por otro lado a pesar de tener una identidad muy marcada, el público objetivo también lo está. Debido a una jugabilidad un tanto lineal y la falta de variaciones que renueven la experiencia de juego, lo pueden hacer interesante para aquellos que les gusto Pikmin, pero es muy posible que una buena cantidad de jugadores no encuentren la jugabilidad lo suficientemente atractiva.

El título de Entersphere nace con buenas ideas pero se queda a medias en muchas de ellas, proporcionando horas de entretenimiento frenético pero nada más lejos de ello. Aun así el aspecto arcade y esa esencia retro también son buenas armas para conquistar a unos jugadores ávidos de nuevos títulos en la portátil de Sony.