Si hay una saga de juegos de lucha conocida a nivel mundial incluso por aquellos que no son aficionados a esto de los videojuegos, esa es sin duda Street Fighter. La serie de Capcom no solo creó uno de los géneros más populares que existen a día de hoy con Street Fighter II, sino que también fue la principal responsable devolverle a una nueva edad dorada con su cuarta entrega. Y todo ello sin olvidarnos del fantástico Street Fighter III, uno de los juegos más queridos y mejor recordados entre los jugadores profesionales.
Con estos credenciales, no creemos que nadie dude de la prestigiosa posición de la que disfruta la saga, con una popularidad y fama a la que pocos juegos pueden aspirar. Esto debería bastar para que cualquiera pueda entender el motivo por el que Street Fighter V es uno de los juegos más esperados del momento, ya que no se espera precisamente poco de él.
Si bien hace un par de meses os contamos nuestras primeras impresiones con él, ahora hemos tenido la oportunidad de probar la versión más reciente del juego, con muchos más personajes y escenarios, lo que solo nos ha servido para una cosa: aumentar todavía más nuestras ganas de que llegue el día en el que se ponga a la venta.
Por si alguien tiene alguna duda, ya os vamos avisando, estamos ante todo un juegazo que aspira a volver a convertirse en el referente del género en la nueva generación de consolas.
En esta nueva sesión de juego hemos tenido una hora completa para poderlo jugar con calma y cuando nos avisaron de que ya se había acabado el tiempo tuvimos que comprobar por nosotros mismos el reloj porque no nos creíamos que el tiempo se nos hubiera pasado tan rápido.
Lo primero que llama la atención es la cantidad de cambios que se han realizado respecto a Street Fighter IV. Sí, sigue sintiéndose como un Street Fighter puro y duro, y más o menos sabremos realizar las técnicas habituales de los luchadores clásicos, pero al mismo tiempo se siente como un título muy diferente y que evoluciona en todos los sentidos lo visto en Street Fighter IV.
Un ejemplo claro de esto lo tenemos en el tremendo esfuerzo que se ha realizado para diferenciar a sus luchadores, con movimientos mucho más personalizados, habilidades y técnicas únicas, y características propias que no comparten con nadie más. Sin ir más lejos, las diferencias que existen ahora entre Ryu y Ken son enormes, y por mucho que ambos lancen hadokens y realicen shoryukens, saber controlar a uno no os va a garantizar soltura con el otro, ya que sus formas de ejecutar los golpes y los ataques únicos de ambos varían considerablemente.
Y todo ello sin contar con los V-Skills (un movimiento personal de cada personaje que podremos ejecutar pulsando a la vez patada y puñetazo medio), los V-Reversals (unas contras que pondremos en práctica utilizando una barra de nuestro medidor de V-Gauge) y los V-Triggers (un modo especial en el que podremos entrar cuando el V-Gauge esté al máximo y que varía según el luchador, potenciando nuestros ataques, dándonos nuevos movimientos y posibilidades de combo, modificando nuestras técnicas especiales, aportándonos daño elemental, cambiando nuestro aspecto en algunos casos, etcétera).
Precisamente, el medidor de V-Gauge no es que sea solo una de las grandes novedades de esta entrega (que por cierto, la longitud de esta barra varía de un combatiente a otro), sino también parte esencial de su jugabilidad, aportándonos una gran variante de posibilidades estratégicas y animándonos a apostar por un enfoque algo más táctico a la hora de planificar nuestros movimientos. Por supuesto, no faltará la barra de Super, con la que podremos potenciar nuestras técnicas especiales utilizando una de sus porciones o desatar nuestro Critical Art, o lo que es lo mismo, el ataque definitivo de nuestro personaje, desencadenando así una animación muy espectacular en el caso de que consigamos impactar con él y bajando considerablemente la vida del rival.
Algo que nos ha gustado mucho es la naturalidad y facilidad con la que ahora se pueden encadenar los distintos golpes y movimientos de cada luchador para realizar combos de lo más interesante. Todo resulta sorprendentemente instintivo y casi sin darnos cuenta veremos claramente qué movimiento podríamos añadir en cada momento para alargar nuestra cadena de tortas. Eso sí, dominarlos es otro cantar, ya que el timing es algo más exigente, aunque a cambio tenemos una libertad creativa mucho mayor que nos permitirá tener un buen repertorio de combos para usar en cada situación y no encerrarnos en solo unos pocos a repetir con cierta frecuencia. Y ojo, que esto también afecta a los juggles, ya que ahora nos será mucho más fácil golpear al rival cuando lo lancemos al aire para que no caiga al suelo y así evitar que se defienda.
Todo esto se acaba traduciendo en unos combates mucho más dinámicos, fluidos, interesantes, técnicos, variados (por momentos hemos tenido pequeños destellos de estar ante Street Fighter III, dejando clara cuál es la inspiración de esta nueva entrega) y, sobre todo, divertidos. Y eso que los inputs de las técnicas especiales no han sufrido cambios de ningún tipo, por lo que se siguen dividiendo entre medias y cuartos de luna, así como en cargas (es decir, mantener una dirección unos instantes y luego pulsar otra más el botón correspondiente para ejecutar el ataque).
Como podréis suponer por lo que hemos mencionado sobre la diferenciación de personajes y nuevas mecánicas, en este juego pocos combos de Street Fighter IV nos van a servir. Sí, tendremos una gran idea de cómo funcionan los personajes clásicos, así como de sus puntos fuertes y débiles, aunque al final, por muy familiares que nos resulten, nos daremos cuenta de que tendremos que volver a aprender a jugar con ellos.
El ejemplo más evidente de esto lo tenemos con Vega, el último personaje anunciado hasta la fecha (de hecho, se presentó esta misma semana), quien ahora puede cambiar a voluntad entre su estilo de lucha con su característica garra y otro sin ella. Dependiendo de cuál utilicemos, podremos realizar unos movimientos u otros. Esto, sumado a su peculiar forma de moverse y a la cantidad de nuevos trucos que tiene, hacen de él el personaje al que más nos ha costado hacernos de todos los anunciados hasta el momento. Eso sí, en manos expertas no dudamos de que va a dar auténticos quebraderos de cabeza a quienes se enfrenten a él.
Gráficamente el juego nos ha gustado bastante en varios aspectos, empezando por el modelado de los personajes, que es simplemente genial y hacen gala de una gran cantidad de detalles que les dota de mucha personalidad. Además, los efectos de las técnicas y los golpes son muy espectaculares. Aunque la palma se la llevan las animaciones de los personajes, ya que realizan sus movimientos con una fluidez exquisita, enlazando unas animaciones con otras de una forma muy natural y muy convincente que ayudan a hacer de la experiencia de juego algo muy gratificante, siendo en este aspecto donde probablemente se note más que en ningún otro la evolución técnica que ha sufrido la saga al dar el salto a la nueva generación. Y claro, todo ello a 60 imágenes por segundo inamovibles y con una respuesta del mando sin retardo alguno.
Sin embargo, la nota negativa la ponen los escenarios, ya que nos han parecido demasiado vacíos, con unas texturas muy discretas, unos modelados de los personajes y elementos de fondo muy mejorable y una alarmante falta de carisma en ellos. Eso sí, mantienen las "locuras japonesas" habituales de la serie con un público que se comporta de una forma a la que podríamos considerar de todo menos normal. De todos modos, os aseguramos que poco tiempo vais a tener para poder apreciar las arenas en las que combatiréis.
Como dijimos al principio del texto, no podemos esperar a que llegue el momento en el que Street Fighter V se ponga a la venta, ya que estamos deseando profundizar mucho más en sus mecánicas y sistema de combate para descubrir todo lo que tiene que ofrecernos. De momento, id preparando vuestros Fight Sticks, pues la hora de volver a luchar se acerca.