Por culpa del abuso y mal uso que se ha hecho de ellos, los contenidos descargables han pasado a convertirse en uno de los grandes "demonios" de la industria actual del videojuego, especialmente desde la llegada de los Pases de Temporada. Sin embargo, hay compañías que han sabido demostrar que un DLC no siempre tiene que ser necesariamente algo malo y que realmente valen lo que cuestan, aportando de este modo horas adicionales y de calidad a nuestros juegos favoritos.
Un claro ejemplo de todo esto lo tenemos en From Software, compañía que nos ha deleitado con algunos de los mejores contenidos descargables jamás realizados, tal y como bien atestiguan esas maravillas que fueron Artorias of the Abyss (Dark Souls) y The Old Hunters (Bloodborne).
Por ello, el anuncio de un Pase de Temporada para Dark Souls III no nos pilló por sorpresa e incluso lo recibimos como una noticia positiva. El juego base es uno de los más claros contendientes al GOTY de este año y puso el broche de oro a una trilogía que ya forma parte del Olimpo del mundo de los videojuegos, de modo que no íbamos a ser nosotros los que se quejaran de que nos dieran la excusa para retomar esta aventura y seguir disfrutando de todas sus bondades durante unas horas más.
Así pues, tras una larga espera de seis meses, por fin nos llega Ashes of Ariandel, la primera de las dos expansiones que hay previstas para esta desafiante odisea, aunque tenemos que reconocer que nos hemos sentido muy decepcionados con lo que nos hemos encontrado. Y no porque sea malo (al contrario, hace gala de casi todo lo que nos ha enamorado de la saga), sino porque no llega a los niveles de brillantez que se le presuponen a esta saga.
Acceder a él es bastante sencillo, ya que simplemente tendremos que dirigirnos a la Catedral de la Oscuridad y hablar con un extraño personaje para que nos teletransporte al Mundo Pintado de Ariandel, la nueva región que nos tocará explorar en esta pequeña odisea descargable. Se trata de una zona muy fría y montañosa donde la nieve lo cubre casi todo y en la que encontraremos nuevos enemigos a batir, incluyendo dos jefes finales: uno obligatorio y en torno al cual gira toda la historia y otro opcional pero necesario para desbloquear uno de los platos fuertes que trae consigo este DLC.
Con estos números ya os podréis hacer a la idea de que estamos ante una expansión muy corta, radicando aquí uno de sus principales problemas. Completarla en su totalidad nos llevará entre tres y cuatro horas (evidentemente, esto puede variar según lo que os maten), y considerando los pocos jefes y escenarios que hay, al final nos acaba sabiendo a poco. Tanto es así que sentiremos como que no nos han dejado tiempo para paladearlo y disfrutarlo en condiciones.
La mala noticia es que este problema no se ve compensado con una experiencia única y diferente al resto del juego que sepa aportar nuevas mecánicas o un diseño de escenarios medianamente original que gire en torno a nuevas ideas. Al contrario, todo lo que jugaremos nos dejará con una sensación constante de déjà vu y rara será la vez que no se nos venga a la cabeza "esto ya lo he visto yo antes".
Los enemigos en su gran mayoría parecen unas versiones recicladas de otros del juego principal, aunque con diferente apariencia y algún que otro truco nuevo, los lugares que visitaremos cuentan con un diseño muy lineal y con pocos desvíos que inviten a la exploración (aunque hay un par de secretos muy ingeniosos y bien escondidos ), y la dificultad general no está tampoco muy allá.
Sí, hay que tener cuidado y los despistes se pagan caros, aunque, al menos en nuestro caso, no morimos hasta llegar al jefe final, y tampoco tuvimos grandes problemas para acabar con los enemigos más fuertes que se han incluido, ya que casi todos sus movimientos nos resultaban sospechosamente familiares y sabíamos cómo lidiar con ellos de forma instintiva.
Eso sí, la sensación de emoción y sobrecogimiento con cada descubrimiento que hacíamos a medida que avanzábamos seguía muy presente, maravillándonos a cada paso que dábamos ante la majestuosidad de este mundo pintado y siempre con el deseo de querer saber más sobre la misteriosa e intrigante historia que esconde y buscando cualquier tipo de vínculo y relación con las cosas que ya sabíamos de la trilogía.
En lo referente a los jefes y sin entrar en spoilers, decir que el obligatorio es fácilmente uno de los mejores que ha dado de sí la saga, ofreciendo un combate tan épico como espectacular y desafiante, además de largo y variado. Casi podríamos considerarlo como tres jefes en uno y es de los que más nos ha costado vencer de esta tercera parte, aunque queda lejos de bestias como el Rey Sin Nombre. Además, hace uso de ciertas mecánicas completamente inéditas en la serie y varios movimientos imbloqueables, por lo que no podremos descuidarnos ni un solo segundo y nos tocará aprender a leer muy bien sus movimientos, aunque eso no será siempre posible...
Por otro lado, el jefe opcional no presenta una batalla tan completa ni original. De hecho, se trata de un enfrentamiento muy breve con unas mecánicas que ya hemos visto decenas de veces y que no debería de darnos mayores problemas, aunque la escenificación de la lucha es todo un espectáculo. Eso sí, os avisamos que su última fase es muy intensa y os costará encontrar el momento adecuado para atacar, ya que su agresividad se dispara.
Curiosamente, lo mejor de esta expansión lo tenemos en las incorporaciones que se han realizado a la vertiente competitiva del juego con las Partidas de No Muertos, a las cuales podréis acceder una vez derrotéis al enemigo que os acabamos de comentar en el párrafo anterior.
Una vez desbloqueado, nos encontraremos con una arena de combate con su correspondiente buscador de partidas en diferentes modalidades, desde duelos clásicos (ya sea solos o por equipos) hasta auténticas battle royale de todos contra todos. Gracias a esto podremos jugar partidas muy equilibradas y más o menos justas sin tener que preocuparnos de todo lo que suele conllevar una invasión en este juego, pudiendo centrarnos de esta forma únicamente en el combate y en medirnos con nuestros rivales en igualdad de condiciones.
Además, el sistema de emparejamientos funciona muy bien y apenas tarda unos segundos en encontrarnos partida, aunque el rendimiento online sigue siendo algo irregular, con sesiones muy fluidas y otras repletas de lag. Si os gusta el PvP, solo por esto la compra de Ashes of Ariandel ya os merecerá la pena, algo a lo que le tenéis que sumar el añadido de nuevas armas con habilidades y movimientos únicos, así como hechizos inéditos que prometen dar mucho juego en el campo de batalla. Lo malo es que solo existe una única arena, por lo que no habría estado de más alguna que otra adicional y con diferentes diseños que le diesen más variedad.
Como ya hemos dicho, esta primera expansión nos ha sabido a poco y denota cierta falta de ideas por parte de From Software, aunque sigue ofreciéndonos un diseño artístico soberbio (la ambientación que se ha conseguido es sobrecogedora), un jefe tremendamente memorable, una intrigante historia que todavía estamos intentando recomponer y unos añadidos muy interesantes y jugosos para los amantes del PvP. Esperábamos mucho más, pero al menos nos ha dado la excusa perfecta para disfrutar de unas pocas horas más con este juegazo.
Ahora solo nos queda esperar a su segundo contenido descargable, con el cual se espera que el estudio cierre la saga. Quizás no sea de forma definitiva, pero sí que parece claro que va a pasar mucho tiempo antes de que podamos volver a este oscuro y fascinante mundo. Por ello, solo podemos cruzar los dedos para que esa última aventura que llegará el año que viene remonte lo visto aquí y nos deje para el recuerdo una expansión a la altura de la serie y de su desarrolladora.
Hemos realizado este artículo gracias a un código de descarga para PlayStation 4 que nos ha facilitado Bandai Namco.